lunes, 23 de noviembre de 2015

ASESINAR POR HONOR



ASESINAR  POR HONOR.
Parece como si se hubiera puesto de moda degollar a la esposa o compañera porque  pide al macho el divorcio o le confiesa no sentirse ya  enamorada de él. Seguramente el descerebrad ibérico haya descubierto que con  tal  hazaña logrará adquirir alguna notoriedad en la prensa. Su reacción es de profunda humillación,  pues ello supone dudar de su hombría, lo cual es inaceptable para su autoestima. El trauma de la  confesión de la esposa activa sus instintos ancestrales de pertenencia a la tribu que exigen mantener a toda costa los principios, por lo que decide degollarla. Después, como expresión de su hombría y  coraje decide pegarse un tiro o ahorcarse de la viga que el macho tiene elegida desde niño en secreto, siguiendo la costumbre ancestral. Reconoce el cruel, pero inevitable sacrificio, pero requiere recuperar su dignidad  y se recupere orden natural  que debe presidir  una relación sentimental estable y aceptada por la comunidad a la que pertenece la pareja.  Tan pronto como el “suceso” se divulga convenientemente entre familiares, comadres y población en general,  las “marujas”  lo relatan con pelos y señales  entre lágrimas y desmayos a las agudas preguntas de los periodistas expertos en casquería. Se agolpa la población delante del ayuntamiento entre gritos de venganza de los más exaltados, junto a los guardias civiles que forman parte del paisaje natural  del drama. Alguien  hace una elegía de la víctima mostrando su extrañeza ante la conducta tan inesperada del “valiente”  que es considerado un tipo normal,  aunque sea de dominio público que le  zurraba con frecuencia y ella le había denunciado a la guardia civil, si bien le aconsejaron que le perdonara para que  se recuperara la paz familiar. Durante breves días los políticos se muestran transidos de dolor y prometen endurecer las leyes.  Se decretan los tres días de luto reglamentario, los medios de difusión informan del número que hace la víctima en la estadística macabra  por motivos de “honor” . Finalizados los días de luto oficial, el suceso pasa al olvido  y se queda a la espera de una nueva hazaña que se le ocurra a otro macho cuyo honor deba repararse  a causa de la grave la humillación de la pérfida  compañera que ha cometido el delito de abandonarle  porque la  maltrata. De esta manera se cumple la ley no escrita de origen ancestral heredado, con el rigor tribal exigido en la España profunda: “ si es preciso, antes el honor que la vida”.


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