RIGOR EN LA INFORMACIÓN
PERIODISTICA
En las escuelas de periodismo no parece que las matemáticas
sean ciencia que se enseña con interés; será porque, como afirman: “somos de letras”. En una noticia
relacionada con la multinacional farmacéutica GILEAD, fabricante de SOVALDI para
tratar la hepatitis C, es acusada de falta de sensibilidad porque su objetivo
exclusivo es la obtención de beneficios y carecer de cualquier visión
filantrópica a la hora de fijar el precio de venta. Se afirma que en el año
pasado ganó 21.000 millones de US $. Lógicamente
son cifras mareantes provocadoras de las iras de los pacientes que se hallan a
la espera para salvar sus vidas. Después
de difundirlas y manosearlas entre los
tertulianos que la utilizan a su conveniencia para provocar sensación, en una emisora modesta,
después de comprobar los datos, los rectifican señalando que el volumen de negocio de la
multinacional es de 21.000 millones de
US $, que los beneficios han sido de 3.000 millones. Que no es lo mismo.
Acusan que se ha tergiversado para alimentar el morbo a costa de los enfermos a la espera de tratamiento. No es este el
espacio para valorar si los resultados son o no razonables. Lo que es del todo
rechazable es la frivolidad con la que se manejan informaciones que pueden ser
verificadas si se desea que sea la correcta para no manipular a voluntad lo que
puede servir a los contertulios para hacer afirmaciones interesadas que favorezcan a los que han captado los datos. De esta manera es por la
que es tan escasa la fiabilidad de algunos periodistas, pues parecería cierta la máxima:“no dejes que la verdad te
estropee un buen titular”. Es indiferente, aquí es lo mismo ocho que ochenta,
porque el rigor informativo raras veces coincide con la noticia difundida. Tampoco
es relevante que detrás esté un
colectivo de enfermos en estado crítico y que el gobierno retrase el
tratamiento con la disculpa de elaborar un plan estratégico para la dispensa del
SOVALDIS, aunque en el proceso estén
muriendo seres humanos que están sirviendo a los medios periodísticos y a las
autoridades para no tomarse en serio la
tragedia de este colectivo al que parecen culparles por contagiarse de la
terrible enfermedad.
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