martes, 9 de junio de 2015

REBELARSE CONTRA LAS LEYES INJUSTAS



REBELARSE CONTRA LAS LEYES INJUSTAS
Ada Colau ha declarado que no cumplirá las leyes que considere injustas. Como es lógico, la caverna mediática está escandalizada y  dispara su artillería pesada. Desde un punto de vista filosófico, Santo Tomás, considerado como el teólogo en el que se han basado las doctrinas sobre la obligatoriedad de las leyes,  en La Suma Teológica manifiesta: “Cuando una ley manda realizar un mal grave, nunca es lícito observar esa ley” El quid es definir cuáles son esas leyes injustas y sobre todo,  las consecuencias que se deriven para quien  las incumple. En ese aspecto no parece que Colau tenga ninguna duda al asumir los riesgos de su insumisión y,  a pesar de ello, mantiene sus convicciones. En las constituciones modernas de estados con profundas convicciones democráticas, existe la cláusula de  “objeción de conciencia” que opera cuando alguien considera que obedecer estas leyes consideradas injustas atenta gravemente contra su conciencia. Ejemplos los tenemos por doquier. Pero, al margen de filosofías y teorías, la decisión valiente de la candidata a alcaldesa de Barcelona debería hacer reflexionar a los legisladores y jueces que con profusión promulgan leyes que protegen los intereses del Príncipe, sean o no justas. Les es indiferente, aducen el “estado de derecho”, lo que presupone que comete delito quien no las acata.. Por lo visto,  salvar a los bancos de la quiebra, malgastar dinero en armas y soldados, desahuciar,  todas esas leyes que amparan esas tragedias y no se remedian no son injustas.. Jueces progres en  tertulias y entrevistas expresan opiniones críticas, pero sus sentencias mantienen el tono tradicional. Argumentan que su misión no es cambiar las leyes, son sólo sus intérpretes. Deberían hacer interpretaciones  imaginativas de la ley  favoreciendo a la ciudadanía. Claro que tiene riesgo porque pueden herir “susceptibilidades”. Una cosa es ser juez “estrella”, pero otra  la justicia popular sin compromisos. Intentos de impartirla con imparcialidad, como  Elpidio, Castro y pocos más,  terminan  ellos de víctimas.  Los  jueces  miran con un ojo a los que mandan y con otro a los revolcones  del TEDH. Para lograr realmente un cambio en la justicia deberían de cargarse de valor, arriesgar denunciando presiones e insinuaciones, aunque tengan que renunciar a ascender en el escalafón.

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