PSOE: DE VICTORIA EN VICTORIA HASTA LA DERROTA TOTAL.

 PSOE: DE VICTORIA EN VICTORIA HASTA LA DERROTA TOTAL

El PSOE se arriesga a morir de éxito.  Su directiva no debe saber matemáticas, pues los resultados en las últimas elecciones muestran que se ha dado un batacazo, aunque le quieran dar tono de éxito. En España ha logrado algunos ayuntamientos y comunidades nuevas, pero a base del apoyo de otros partidos que le han hecho morder el polvo, humillado por la sangría de votantes. Debería ser para que reflexionen y recuperen la sensatez abandonando el optimismo suicida que les anuncia una catástrofe en las próximas generales.  Se ha convertido en muñidor de los partidos emergentes, quienes le ponen condiciones sin límite  que  acatan servilmente. Refiriéndonos a la CAPV y Nafarroa, se ha convertido en un partido marginal, aunque con los restos del naufragio  se las ha ingeniado para evitar su desaparición.  Merece la pena detallar los ayuntamientos que pierden? Lo cómico es la dignidad  con la que sobreactúan, como si todavía operase el bipartidismo. No es de fiar en vista del optimismo que vendían en la campaña. Gasco, Itxaso, Mendía…. Amenazaban con arrasar al PNV, BILDU y los emergentes.. En Andoain se ha incumplido su objetivo de desbancar a BILDU,  vengándose en Gasteiz absteniéndose, lo que muestra su credibilidad al no tener inconveniente en favorecer al PP al que  querían derribar, aunque le salió el tiro por la culata y a su pesar será el PNV quien gobierne. En Nafarroa ha pagado su  servilismo por proteger “intereses superiores” al mantener a Barcina, cuando era un clamor que debería haber sido destituida con su prometida e incumplida moción de censura que traicionó las expectativas de la población.  Su directiva no ha sido fina, perviven las triquiñuelaspara mantener  sus privilegios como si no hubiera pasado la apisonadora . Siguen Ares, Pastor, Odón, Rodríguez, Egiguren, aunque cada vez tienen menos tarta para repartir. Mientras, en Madrid, Pedro Sánchez, en una ceremonia que produce  risa floja, escenifica su candidatura a presidente en un ambiente típico yanky, con banderas, sonrisas forzadas, su esposa emulando a Michelle Obama. Con un discurso de gestos y lleno de superficialidades, mostrando un patriotismo empalagoso, todo ello bajo una gigantesca roja y gualda. Como si creyera que el tamaño fuera importante.