martes, 30 de junio de 2015

"YO NO SOY RACISTA, PERO..."



“…YO NO SOY RACISTA, PERO…”
Quien inicia su criterio sobre la emigración  con esta expresión,  seguro que es racista..  España es un país racista y  especialmente virulento en Euskal Herria, aunque lo neguemos por  vergüenza.. Hay evidencias que lo corroboran: después de unas manifestaciones públicas xenófobas del alcalde de Sestao, ha logrado la mayoría absoluta en las municipales, y eso tras pedir disculpas ante la presión de los medios. El ex alcalde de Gasteiz, Maroto, con una campaña indigna  contra los emigrantes a los que acusa de vivir de las ayudas sociales, ha logrado cinco mil votos más que en las elecciones anteriores. Ha perdido la alcaldía por acuerdo entre los demás partidos para desposeerle del cargo. Pero en realidad la capital de Euskadi se ha manifestado inequívocamente racista. Según un estudio sociológico solvente, el racismo incide en proporción inversa al nivel cultura., de forma que es más agudo en   las capas más incultas y con baja renta. Parece que el color, la raza o las creencias de los inmigrantes no son determinantes, pero sí la capacidad económica. Se rechaza a los negros o sudamericanos o orientales europeos en tanto que pobres, pero no hay inconveniente en aceptar como vecino a un futbolista famoso sudamericano o africano, pues tienen ingresos envidiables y la gente se siente orgullosa de tenerlo en su barrio,  aunque no pague los impuestos debidos o proceda de los bajos fondos de sus países de origen. Sin embargo, respecto a  Bárcenas, El Bigotes, Griñán o los que han cobrado en “B” del PP o del PSOE o CyU, nadie siente ninguna clase de xenofobia contra ellos y no hay inconveniente en aceptarles. No se produce rechazo a corruptos, banqueros rescatados, torturadores o especuladores que se enriquecen con la miseria de la población sin recursos: a esa “clase social”.se le respeta e incluso la masa con escasa capacidad  reflexiva alardea de su amistad al relacionarse con quienes son los culpables de los graves desequilibrios en los que está sumida la humanidad. Es palpable en España y doloroso entre los vascos.. No deberíamos olvidar que los españoles han sido tradicionalmente emigrantes cuando carecieron de medios para vivir aquí y fueron aceptados en otros países sin discriminación alguna.

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