domingo, 6 de diciembre de 2015

CAMBIO CLIMATICO: BROMAS, LAS JUSTAS



CAMBIO CLIMÁTICO: BROMAS, LAS JUSTAS
La magna asamblea en París sobre el cambio climático es una más de las convocadas por los estados para defenderse de la presión mundial de los que acusan que la tierra se acerca a una explosión sin solución. Los datos son incontrovertibles y los estados poderosos tratan de salir del paso prometiendo espectaculares proyectos  que no  van a implementar porque los intereses económicos priman sobre la vida en el planeta. La historia de las sucesivas reuniones convocadas sobre el cambio climático es un sarcasmo intolerable, por eso es necesario parar a estos países poderosos que  han trasladado sus industrias contaminantes a los subdesarrollados con el cuento de que  crearán puestos de trabajo. Ante la presión de los grupos ecologistas y sus análisis medioambientales que anuncian a corto plazo fenómenos desastrosos, los países ricos y contaminantes, como EEUU y Europa, quieren imponer a los que están saliendo del subdesarrollo que reduzcan sus tasas de contaminación. Pero no reconocen que ello supondría paralizar su desarrollo, retrotrayéndoles de nuevo a  mendigos de la humanidad. Quieren que China y La India fundamentalmente reduzcan drásticamente sus emisiones de gases contaminantes y de paso evitar la competencia de los productos que exportan esos países “.limpios”. Dichos países han creado un sistema de gestión de cupos de contaminación con  los que especulan comprando o vendiendo, lo que han convertido la miseria en una fuente más para proteger  a sus multinacionales que no tienen  inconveniente en servirse del caos humanitario para beneficiarse y  potenciar su liderazgo mundial..  EEUU, que generan el 25% de la contaminación, no acepta reducir sus emisiones venenosas, pero exige a China, La  India, Rusia y países que están saliendo con esfuerzo del subdesarrollo, medidas drásticas para  reducir las suyas, es decir, les culpan de los problemas que los desarrollados han creado y  no están dispuestos a cargar con los costes derivados de esa política insolidaria  que está destruyendo la vida en la tierra. Por eso, ante las escasas expectativas de solución, habría que sensibilizar seriamente a la población del planeta. Es dudoso que todavía llegamos a tiempo para evitar la tragedia..


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