ASFIXIAR A CATALUNYA
Conocida la capacidad de intriga y tergiversación de PP con el objetivo de abortar el proceso
de independencia de Catalunya, no sorprende que se haya empezado colapsando la
financiación que el gobierno central
debe transferir del FLA a la
Generalitat. Rajoy sigue el consejo del cínico a Bush: ¡La economía, idiota! Montoro
cuestiona librar los fondos obligatorios
y no graciables a Catalunya. Curiosamente
ahora, Montoro descubre una partida de
1300 millones de € que pone en duda su
legitimidad, por lo que exigirá un exhaustivo y humillante control mensual del destino de los flujos. Ello de facto supone la aplicación del Art- 155 de
la Constitución y la suspensión de la autonomía para asfixiar el proyecto
independentista. Con esta y otras medidas implantadas o que lo serán a traición
y sin ajustarse a norma legal alguna, el gobierno del PP, apoyado con la pasividad
cobarde de la oposición compuesta por el PSOE, Ciutadans y la tolerancia pasiva
y cómplice de Podemos, se demuestra que el tan modélico proceso de la Transición fue un ardid para ocultar la continuidad de los intereses
de los herederos del franquismo para que
todo quedara atado y bien atado, como aseguró El Caudillo. No resulta extraño que los partidos
constitucionalistas se hayan avenido a utilizar artimañas de mal pagador, pues no se muestran capaces de detener la
marea independentista catalana. No obstante, deberían reflexionar pues son
medidas extremas cuyo resultado es impredecible, aunque sumamente arriesgadas, pues paralizar momentáneamente el proceso,
Catalunya va a constituirse en un absceso incurable, cuyas consecuencias para el futuro
de España serán irreversibles. Rajoy nombrará a García Albiol virrey de España en
la colonia y Pedro Sánchez, Albert Ribera y Pablo Iglesias tendrán que pedir disculpas a los catalanes cuando comprueben
que su oposición irracional va a suponer una grave involución para toda España que lamentarán.
La evolución actual de los acontecimientos están elevando peligrosamente la
presión de la caldera y los acontecimientos
que pueden derivarse a corto y medio plazo crear una grave crisis, dada la carencia
del más mínimo sentido de estado de
estos políticos, a los que la ciudadanía les demandará responsabilidades.
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