ACERCA DE LOS BANCOS DE ALIMENTOS
Con una potente y agresiva campaña de publicidad a todos los
niveles promocionando la recogida de alimentos para atender las necesidades
alimenticias más perentorias de los que carecen de lo más elemental, el
resultado ha sido la recogida de más de 20.000 toneladas de alimentos en España
para ser distribuidos entre los menesterosos. Una vez más se tergiversa el
concepto de solidaridad y generosidad entre la población que tiene una visión
caritativa y de limosna de lo que debería ser la justicia y el derecho de todo
ser humano a participar con equidad de los bienes que produce Ama Lur. Los bancos de alimentos solucionan el
problema acuciante de “dar de comer al hambriento”, pero supone mantener las
estructuras sociales de los que dominan sobre los que carecen de todo. Porque
tienen dignidad y deben ser atendidos no al amparo de campañas de sensibilización
que se promueven en “tiempo de amor fraterno”. pues deben comer todos los días
y no donativos y que requerirían hacerlo con los medios económicos que ellos
generasen con su trabajo y su esfuerzo. Se les dan alimentos, pero a costa de
su dignidad, porque el que recibe caridad tiene que pasar por el proceso
humillante de recibir gratuitamente y mostrar su agradecimiento a la mano que
le soluciona momentáneamente el hambre y la vida. Esos seres humanos necesitan
que los organismos públicos les provean de los medios económicos para
solucionar desde la justicia su derecho a una vida digna, sin limosnas ni
caridades que les debería ofender si tuvieran capacidad para exigir sus derechos. Las
instituciones tendrían que disponer de medios presupuestarios para que en lugar
de alimentos y ropa que se recoge mediante campañas de “solidaridad”,
recibieran medios que les permita salir de la pobreza a la que estarán
eternamente abocados si se mantienen las estructuras sociales a las que
contribuyen los donantes de estas limosnas, con la indigna contribución de los
organismos que eluden de esta forma su obligación de ayudar especialmente a los
que no ha favorecido la fortuna de
disponer de un trabajo, formación y cultura y un entorno social que les ha
colocado a los privilegiados en una
posición sin nada especial que lo
justifique. La urgencia de solucionar el hambre sirve de disculpa para no plantear
el drama de la pobreza con dignidad.
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