AHORRAR EN EL PEREJIL
Se han popularizado los expertos en diseñar sistemas para ahorrar en el consumo de electricidad
que
logran en cuantías insignificantes; “Ahorrar en el perejil”. Aislar las viviendas
para conservar el calor, desenchufar el
piloto de encendido de la televisión, contratar una tarifa baja, lo que hace que se salte el control, con costes
adicionales para recuperar la conexión. Aire acondicionado sólo con calor o
frío extremos, calefacción nocturna para
aprovechar tarifas valle, poner la
lavadora de madrugada, contratar tarifas bonificadas para pobres que tienen que acreditarlo humillados..
Y otras sugerencias que cautivan a los ingenuos, pues el ahorro real es
insignificante. Pero nadie hace frente a la actitud de dominio monopolístico que
ejercen las eléctricas sobre el consumidor. Y eso después de que el gobierno
les regalara un billón de pesetas con el cuento incumplido de implantación de medidas de adaptación a la
libre competencia.. Fue humillante la entrevista al ministro Soria defendiendo a las eléctricas con argumentos entre
infantiles y cínicos. Justificó la política que ha hecho que el precio del kw sea el segundo más caro de Europa. Su argumento sobre la
implantación del “impuesto al sol” raya
en lo cómico, pues grava a los usuarios con criterios ecológicos que utilizan energías renovables y abandonan la
red general, por tanto, contribuyendo al ahorro energético.. Han impuesto el mix de
generación y distribución energética en función de sus intereses, pues el Gobierno
no se atreve a imponer el que beneficie
a la colectividad. El Gobierno ha renunciado al bien común en función de los agentes
naturales, como el volumen de pluviosidad, la existencia de viento que mueve
los generadores eólicos o el agua embalsada o los precios del petróleo. Reducir
realmente los precios no requeriría adoptar nuevas medidas ni costosas inversiones, sólo el cumplimiento de las leyes que regulan este sector
estratégico. La reducción del precio tendría importantes efectos multiplicadores, tanto para la
población como en los sectores productivos, pues la industria tiene que soportar el alto coste de la energía encareciendo
sus precios de venta, por tanto dificultándoles competir en los mercados
internacionales. Pero el Gobierno está preso del oligopolio de las eléctricas y
manejan a su voluntad las tarifas..
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