jueves, 20 de noviembre de 2014

JAN CLAUDE JUNCKER



JEAN CLAUDE JUNCKER.
El flamante y recién elegido presidente de la UE,  monsieur  Juncker, tenía reservada una grata sorpresa a la ciudadanía europea que había ocultado a la hora de postularse para el cargo.  Cuando era Presidente de  Luxemburgo  firmó acuerdos secretos con empresas multinacionales para que se domiciliaran en ese país aunque realizaran su actividad en otros de la UE.  Por este sistema los beneficios se transferirían desde sus centros productivos  a Luxemburgo donde tributan al 1% por el Impuesto de Sociedades, en lugar del 30 % que es el promedio de esta carga fiscal  en la UE. La técnica debía ser muy compleja, aunque el detalle tenga poco interés,  lo que si merece la pena resaltar es que hasta el momento se han identificado 360 empresas que están bajo sospecha, aunque  pueden ser alrededor de 1500.  Las cifras mareantes de evasión  se estiman en 300 mil millones de €, casi el triple del presupuesto de España.  Esta información y  cifras provienen de la obra literaria titulada “Treasure Islands”, escrita por un experto de reconocido prestigio: Nicolas Shaxin. Estima que si se investigaran las 1500  bajo sospecha se calcula que lo defraudado  rondarían los 2,5 billones de €. Que sería lo que ha generado  la crisis económica mundial y no el elevado  nivel de los  salarios ni la tan bajo  de productividad de los trabajadores en la Comunidad Europea. El sistema capitalista además de rapaz e injusto, aunque se ha dado unas reglas para que funcione y se evite que los lobos se despedacen entre sí, es tan egoísta  y agresivo, que ni siquiera cumple sus propias normas por las que el sistema se financia con los impuestos para mantener los servicios que garantizan a los capitalistas los medios para seguir expoliando y enriqueciéndose, pues es curioso que en tiempos de crisis haya experimentado un crecimiento exponencial el número de millonarios, según la revista Forbes. Como estas multinacionales  se sirven de argucias para no pagar impuestos de acuerdo con sus compromisos, el resultado es que los gobiernos no disponen de medios suficientes para atender los servicios  y es lo que origina la crisis, teniendo que rebajar los gastos sociales en beneficio de los defraudadores.  Una vez más han tenido que ser los gobiernos los que, con fondos públicos han debido acudir a salvar a los bancos a causa de sus argucias financieras  y de un sistema de corrupción diseñado con la colaboración de “expertos” como Juncker, quien demuestra que además de corrupto  y falto de ética, resulta ser un inútil al que se le descubren de inmediato sus carencias y al que habría que cesar de inmediato.

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