XABIER TRIAS DECLARADO INOCENTE

 XABIER TRIAS DECLARADO INOCENTE

 2015/01/05

Según sentencia judicial, el alcalde de Barcelona es inocente de las acusaciones que se le hicieron relativas a poseer fondos no declarados en el extranjero. Cualquier ciudadano crítico se preguntará indignado: ¿… y ahora, qué? Quien remienda el roto que le han inflingido a este político al que un juez le declara no culpable? Porque hace sonreír la tesis de los que puristas que opinan que la justicia debe investigar cualquier indicio de delito. Que la verdad resplandecerá y que si es inocente, no pasa nada, que el juez está para eso, para impartir justicia. Pero es que el proceso mediático al que se le ha sometido no es inocuo, le han aplicado por anticipado la pena de ‘telediario’ y los efectos de duda sobre su honorabilidad permanecerán para siempre. No es serio argumentar así, puesto que el problema es que el juez se involucra en política precisamente a la hora de intentar detener la marea imparable independentista catalana.
Algo similar a la querella que ha llevado al fiscal general, Torres Dulce, a tener que dimitir porque el gobierno le ha querido endosar el marrón de sancionar judicialmente un problema que tiene  contenido exclusivamente político y que se ha convertido en el desafío que hace a la ciudadanía catalana el increíblemente obtuso gobierno que tan dignamente preside Rajoy.
Con la querella que han interpuesto contra Mas y con las insidias miserables contra el alcalde de Barcelona, Madrid cree que Catalunya reflexionará y volverá al redil español que tantas ventajas le aporta continuar en el seno de la Madre Patria. Pues nada, señores del PP y regeneracionistas del PSOE, liderado por el iluso Pedro Sánchez, que cree que revisando la Constitución va a recuperar el poder. Continúen con su ofensiva anticatalana. Sigan metiendo presión a la caldera.
Al señor Trías sugerirle que recapacite si le interesa pedir responsabilidades a los que le denunciaron, toda vez que cualquier sentencia que obtenga va a ser motivo de ironías y chacotas por parte de la «objetiva» prensa española. Que piense si no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.