viernes, 9 de enero de 2015

"PUERTAS GIRATORIAS" Y "DERECHO DE CONQUISTA"



“PUERTAS GIRATORIAS” Y “DERECHO DE CONQUISTA”
Hay episodios sangrantes que provocan a la ciudadanía. Son los que alimentan soluciones, unas reactivas y nostálgicas, otras, movimientos regeneradores que son el germen del progreso, aunque también con riesgos. A la muerte del Generalísimo los españoles contenían la respiración, pero después se sientieron felices al comprobar que una dictadura desalmada como la de Franco desembocara felizmente en la Transición. A los que no creyeron en ella, se les acusó de antiespañoles por no perdonar ofensas. Todo era un sueño, ninguno de los que se aprovecharon tuvo  responsabilidades, cuando sus herederos  se hicieron con el poder gracias a la Constitución. Hijos de altos cargos del Movimiento llegaron a ministros y se declararon demócratas  de toda la vida. Al cesar funcionaban con fluidez las puertas giratorias, de forma que pasaban a  consejeros de empresas  antes  públicas,  los cuales fueron  los artífices de sus  privatizaciones a precios de saldo. Los hubo que ganaron oposiciones en cuyos tribunales siempre había “uno de los nuestros”,  y la endogamia funcionaba. Los puestos claves estaban  reservados para aquellos demócratas sobrevenidos. Federico Trillo es un caso paradigmático: hijo de un alto militar  franquista, logró ganar la oposición al Consejo de Estado. Después  la de Jurídico de la Armada y otras muchas, pues oposición a la que se presentaba, oposición que ganaba. Su carrera era imparable: Ministro de Defensa con Aznar, Presidente de las Cortes. Pero está visto que saber mucho de leyes no presupone ser inteligente, pues siendo el responsable de Defensa tuvo que afrontar la tragedia del Yak 42, que supuso la muerte en accidente aéreo de muchos militares. Tratando de eludir responsabilidades, decidió dar una solución indigna al identificar los cadáveres que fue considerado por sus familiares como una grave ofensa a los que murieron en servicio. Parecía que la buena estrella de Trillo  se apagaba. No fue así: se salvó de las consecuencias de aquella iniquidad. Ahora es embajador español en Londres. Sus compañeros  le consideraron “uno de los nuestros” al demostrar que le eran de aplicación los beneficios derivados del “Derecho de Conquista” de los que triunfaron contra la República y mandaron durante el franquismo. Y ahora sus herederos  en la Transición.


No hay comentarios: