SOBRE EL CONCIERTO
ECONOMICO VASCO
Especialmente en elecciones, los poderes fácticos por medio
de la prensa, con el impagable apoyo de los partidos estatales, arremeten
contra el régimen fiscal de las diputaciones vascas, incluyendo la Navarra.
Siempre ha sido rentable “dar leña al vasco”, aunque ya resulta cansino para la
población que tiene que soportar los profundos análisis de “expertos poceros”
que inducen a la población española a dudar de su legitimidad. Argumentan que es
un privilegio que la sacrosanta Constitución prohíbe, aunque saben que es un
pacto político que incluso se contempla en la Constitución que la utiliza el centralismo para manipularla
mofándose de ella. Como ironizaba Molière: querer explicar lo evidente es como tratar de lavar la cabeza a un burro:
supone perder tiempo y jabón. No merece la pena el esfuerzo didáctico de
explicarlo, pues los hacendistas españoles llevan el centralismo en
su ADN y discutirlo es inútil. Alguien debería aportar un gramo de sensatez para
sugerir que la experiencia reciente trufadas de ironía, tildando de “ocurrencia” las reivindicaciones identitarias de los
catalanes, ha devenido en una inquietante crisis de estado, cuyas
consecuencias no tienen visos de
solución razonable. Si en España se sigue menoscabando a los vascos considerando
que el Concierto Económico es un privilegio y no un derecho, que analicen las probables
consecuencias y miren a Catalunya. Porque el origen de su voluntad de independentismo
levantino es tan prosaico como la falta de financiación adecuada a esa comunidad, derivando
su decisión irrevocable de marcharse.
Deberían de pensar los españoles que “con las cosas de comer no se juega” y lo
están haciendo insensatamente al querer asfixiar a las dos comunidades
desarrolladas que generan riqueza. Si a pesar de todas las líneas rojas continúan
con esa prepotencia, verán como empieza a
activarse el rescoldo de la brasa independentista, siempre encendida, puede que en España se abra un nuevo frente, esta vez en el País
Vasco y Nafarroa porque intencionadamente quieren tergiversar un derecho
histórico convirtiéndolo en privilegio para pacificar el contencioso vasco que
siempre se ha mezclado con un pretendido carácter violento del pueblo que se
resiste desde 1512 a
perder sus derechos históricos.
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