CARLISMO Y NACIONALISMO VASCO
El nacionalismo vasco siempre ha asumido que el carlismo constituye su germen, aunque
la historia de esa corriente monárquica ha estado siempre trufada de ambiciones,
errores, levantamientos militares, terminando por convrtirse en enemigo
acérrimo del nacionalismo vasco al rebelarse en 1936 los requetés en Nafarroa contra
la República como poder legítimo constituido., arrasando a sangre y fuego los territorios
hermanos vascos que invadieron.. Han pasado los años y el carlismo se ha convertido
en venerable reliquia formada por ancianos
nostálgicos que, como todos los abuelos,
gruñen a sus nietos, sus herederos, ahora nacionalistas, que
constituyen un pueblo evolucionado
ideológica y culturalmente y con niveles culturales equivalentes a los países
europeos más avanzados. Con sentimientos muy precisos de su identidad como
pueblo diferenciado, pero con criterios políticos actualizados de lo que supone
la independencia en un mundo en el que se eliminan barreras divisorias, pero celoso por
preservar las identidades. Por ello los nacionalistas vascos son protagonistas
en el seno de movimientos progresistas, pero manteniendo el respeto que se
merecen sus ancestros carlistas, sin olvidar por higiene mental que fueron los
verdugos de sus hermanos en una orgía de crímenes por venganza o para lograr cargos y propiedades
que arrebataron por la fuerza de las armas a sus legítimos propietarios, muchos
de los cuales aun enterrados en las
cunetas de los caminos.. El nacionalismo vasco actual reconoce en su descargo que los carlistas
fueron víctimas de .la manipulación
ideológica y chantaje económico de los caciques que se aprovecharon de su
incultura y del odio inculcado
históricamente contra los restantes hermanos vascos, por tanto hijos de Navarra. Estos caciques ahora se han travestido en los
políticos de UPN , PP y PSOE, que han mandado desde la gloriosa Transición y
han fomentado políticas separatistas con los otros territorios vascos,
despreciando el euskara, zonificando su aprendizaje y manipulando elecciones
para frenar la imparable voluntad de que se les reconozca su carácter euskaldun.
Ahora, con un gobierno de signo progresista vasco, liderado por Uxue Barkos,
hay una expectativa ilusionante que compensa todas las ofensas acumuladas
causadas por el carlismo.
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