sábado, 4 de julio de 2015

REDUNDANCIAS



REDUNDANCIAS
Decir que una persona flaca está delgada es una redundancia. Pero que la jueza Garbiñe Biurrun es jueza  resulta un descubrimiento, pues siempre ha tratado de exponer un perfil dialogante, no dogmático y si se le añaden un tono jatorra y euskara durante las tertulias en las que participa, pues es difícil ubicarle en su papel de jueza rigurosa, soberbia e infalible como se suelen otorgar sus colegas a sí mismos  por pertenecer a ese oscuro  y misterioso espacio en el que han convertido la justicia. Tendrá que ser así para que se les respete, aunque se les descubran rasgos humanos y de vez en cuando reciben revolcones de tribunales internacionales no contaminados. El exjuez Alipio Silva fue entrevistado en televisión en una tertulia en la que Biurrun participaba. El director, poco entendido y superficial, preguntó al juez sobre la inhabilitación a la que se le ha condenado. Su respuesta, además de docta y muy contundente en sus argumentos, hacia una crítica rigurosa respecto de la carencia de objetividad  e imparcialidad de los tribunales españoles. Biurrun fue enfocada por la cámara mientras hablaba Silva,  apreciándosele  gran nerviosismo:  mostró su genuino talante de juez  al salir en defensa  de sus colegas atacando al entrevistado con argumentos poco consistentes. Mientras,  Silva  escuchaba pacientemente el ciempiés que constituían sus endebles puntos de vista. Biurrun había perdido su habitual temple y dominio de las cámaras y reaccionó como jueza.  Uno se pregunta si el juez  nace o se hace, puesto que además de aprenderse y aplicar leyes y más  leyes para que el común no pueda  entender los juicios y las sentencias, parece que su característica principal  es el corporativismo y transitar entre la certeza y la soberbia. Son esas señas de identidad  las que les hacen ser temidos por la ciudadanía, a pesar de que algunos/as hayan descubierto que conviene envolverse  en la imposible mixtura de emitir sentencias a veces traídas por los pelos, con la pretensión infantil de  aparecer dialogantes, cuidando su look de servidores de la ciudadanía, aunque sólo en las tertulias. Lo difícil de ser juez no es aprobar la oposición, es emitir sentencias justas e independientes. Como colofón, elogió el trabajo de sus compañeros afirmando que la mayoría de ellos son intachables. Qué otra cosa puede decir?

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