sábado, 26 de abril de 2014

PATRIOTISMO DEPORTIVO



PATRIOTISMO DEPORTIVO.
Dice Samuel Johanson: “El patriotismo es el refugio de los canallas”. Una afirmación dura, pero evidente. La Marca España está exclusivamente soportada por indudables éxitos, pero sólo deportivos, no por las campañas de imagen que tan costosas resultan y con tan escasos rendimientos y que se desmoronan como castillos de naipes. “La Roja”, Real Madrid, Barsa, Fernando Alonso, Nadal…: de esas glorias deportivas se han percatado nuestros dirigentes políticos, que permiten a poderosos  clubs y deportistas de élite incumplir toda la legislación que regula el oscuro mundo de los espectáculos deportivos. Las irregularidades fiscales y sociales, las recalificaciones de espacios que han supuesto importantes plusvalías que han servido para crear un mundo fantástico de fichajes  de estrellas, pero con una gestión de derroche que han llevado a muchos clubs a la insolvencia,  a pesar de lo cual no han sido intervenidos judicialmente porque son los protagonistas de un sistema que potencia el “panem et circenses”. Clubs y federaciones dirigidos por personajes ambiciosos, procedentes del mundo de la especulación y  de negocios dudosos, algunos  procesados y otros encarcelados, ante lo que  las autoridades  prefieren miran para otra parte. Resultó patente la sensación de vergüenza ante la fallida tentativa de lograr  los JJOO para Madrid en el 2020. España se ha convertido en el paraíso de deportistas que se valen de medios ilegales para competir, teniendo que soportar el ridículo de ver cómo se les desposee de los galardones obtenidos. No obstante las autoridades se muestran cautas: a ver quien es el que mete mano a un sistema que permite llenar campos y pistas de aficionados que han elevado a la categoría de dogma los colores deportivos y que sirven para amansar a las masas para que no piensen en fenómenos como el paro,  la corrupción, en las irregularidades de la justicia, en el riesgo de  involución por no afrontar problemas en Catalunya, País Vasco …. Para ello los medios de difusión se prestan gustosos a manipular a  espectadores y televidentes con el apoyo de grandes concesiones, condonando deudas a los clubs mediante la táctica de “borrón y cuenta nueva”·. Con el concurso de locutores y comentaristas de espectáculos de masas provocadores de un patriotismo ramplón y casposo que se constituyen en defensores a ultranza de los colores patrios, exaltando valores racistas opuestos al sano espíritu deportivo tradicional de la competición que fue el lema del Barón de Coubertin.


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