domingo, 20 de abril de 2014

GABRIEL GARCIA MARQUEZ: IN MEMORIAM



GABRIEL GARCIA MARQUEZ: IN MEMORIAM.
Una vez más se constata que es necesario morirse para que los mediocres y oportunistas elogien a las personas excepcionales. No es este el lugar para relatar la admirable obra literaria de “Gabo”, ella se acredita por sí misma: “Cien años de soledad”, “El coronel no tien quien le escriba”, “Crónica de una muerte anunciada”…y tantos otros títulos que fueron premiados por academias, instituciones y para finalizar, el Premio Nobel. A pesar de los que siempre intentaron restarle méritos. Su perfil humano: siempre  sencillo,  mostrándose  tal como era él mismo,  y sin claudicar nunca de sus convicciones. Porque ahora, a su muerte, el presidente de Colombia, Santos, le homenajea  declarando tres días de luto nacional,. En su discurso empalagoso y vacío  no dice que este portento de la literatura com,prometida se tuvo que exiliar de su país  perseguido por sus ideas. Tenía una gran amistad y admiraba a Fidel Castro por su calidad humana y por su vasta cultura, aunque catalogado por los opinión.makers y “demócratas” como dictador. Los americanos le prohibieron entrar a su país por sus criterios opuestos al imperialismo. Hasta que Bill Clinton en un ataque extraño de sensatez le levantó la prohibición y se dignó perdonar que se mostrara crítico con su maravilloso país:: pacifista, solidario y  sus habitantes tan profundos, tan cultos y tan progresistas. Es curioso el panegírico de nuestros intelectuales al conocer su fallecimiento: se han volcado para expresar su dolor por la pérdida de un escritor tan laureado, pero como cita el título de un poema de Anamaria Rabatte: “En vida, hermano, en vida”, el presidente de Colombia y encarnizado perseguidor, algunos miembros de la Real Academia que han ignorado a este escritor por sus ideas, ahora quieren homenajearle  cuando ya no puede manifestarlas. Es de resaltar su admiración por Salvador Allende, por Daniel Ortega y otros revolucionarios e intelectuales críticos, tanto iberoamericanos como de otros espacios en los que sus dirigentes luchan por la dignidad de sus pueblos.. Donostia, ciudad bella y de ciudadanos inteligentes y cáusticos, supo adelantarse en su homenaje en vida, con la feliz ocurrencia de poner el nombre de  “Macondo” a una de sus  calles, en  recuerdo del de un pueblo imaginario de una de sus  novelas.   Nunca ocultó sus lazos de afecto con el pueblo vasco y se mostró comprensivo con su voluntad de libertad y con  su derecho a autodeterminarse. Como decía una pintada en la tumba de José Martí. “No lloréis ahora su muerte, cuando le despreciasteis en vida, cínicos”.


No hay comentarios: