martes, 21 de enero de 2014

SOBRAN JUECES Y FALTA JUSTICIA



SOBRAN JUECES Y FALTA JUSTICIA.
Dice un proverbio chino que “impartir justicia no es un simple oficio, es un concepto filosófico que a menudo olvidan los jueces en sus sentencias” Por eso no deberían ser nombrados jueces por el hecho de saber muchas leyes. Aunque ignoran conscientemente que el reo es inocente por principio, si bien ese principio de derecho es para los jueces  un bello slogan etéreo  que carece de valor y en la práctica el reo debe demostrar su inocencia. Por eso hay que potenciar los jurados populares, pues es cierto que los ciudadanos no dominan las leyes, pero poseen la sensibilidad necesaria para impartir con equidad algo   sublime y trascendente como es la justicia. El pueblo debe exigir a los jueces no tanto el conocimiento memorístico de las leyes, pues ello no presupone que sus sentencias sean más justas. Sus sentencias deben responder a unos principios éticos exigentes que supongan de hecho tener que rendir cuentas de sus resoluciones ante organismos populares compuestos por ciudadanos de reconocido prestigio, quienes deben aplicarles principios éticos para enjuiciar sus sentencias, evitando aplicarles las leyes  que los jueces son capaces de aplicarlas para emitir un juicio tanto en el que  un culpable real es declarado inocente como para lo contrario: que el inocente sea condenado por culpable, y  todo ello sin mostrar el mínimo rubor. Porque esos jueces que han hecho un medio de vida de una misión con tanta trascendencia,  que han logrado una carrera acumulando conocimientos  de  muchas leyes, no ofrecen garantía de independencia ni de imparcialidad y sí terminan por adquirir  una actitud soberbia e inhumana a veces, al tratar a los ciudadanos que son enjuiciados en sus tribunales, sin mostrar ni un ápice de comprensión o misericordia por quien en principio debe ser considerado inocente. La justicia lenta, que se vale de astucias y triquiñuelas para retrasar sus sentencias cuando reciben presiones del príncipe, la que crea tribunales especiales y de excepción y que no está al servicio de pueblo, es la que engendra “jueces para la venganza” que son los que imparten la justicia y  quieren mantener sus privilegios y abusos sin responder de sus astucias o engaños. Habría que aplicarles el refrán “Arrogantes como un fontanero ante una avería de urgencia”
Un pueblo que tiene jueces justos es un pueblo feliz, tal como lo proclamaban los profetas en el Antiguo Testamento.

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