viernes, 17 de enero de 2014

ESPAÑA SE VE OBLIGADA A TUTELAR A LOS VASCOS



ESPAÑA SE VE OBLIGADA A TUTELAR A LOS VASCOS
En España existe un tipo peculiar de personas que se desviven para que los vascos sean felices, aunque este pueblo se empeñe en querer rechazar ese apoyo que les prestan esos apóstoles. Proponen que muestren una actitud de aproximación a las ofertas de concordia y generosidad que los ofrece el gobierno de la nación. Para ello piden que cesen de pedir utopías de corte nacionalista porque la prioridad debería ser solucionar los problemas más perentorios, como la lucha contra la crisis y pongan buena voluntad para rebajar las tensiones nacionalistas aceptando que el gobierno central ya  cede con generosidad al haberle otorgado el privilegio del Estatuto de Autonomía y el Concierto Económico que atribuye a las instituciones vascas derechos equivalentes a un estado asociado. En cuanto al euskara afirman estos “hombres buenos”, que aman la lengua vasca porque es como una reliquia  de épocas desconocidas que debería enorgullecer al pueblo vasco, pero que en las condiciones socioeconómicas y políticas  actuales, no se entiende el fanatismo de una gran parte de la población que lo estudia con pasión, si se tiene en cuenta que sólo lo hablan unos seiscientos mil, que, además,  tienen el español para entenderse con más de quinientos millones y que el costo para la comunidad es desproporcionado y supone un derroche de recursos. Quer es una lengua primitiva con muchas limitaciones  para comunicaciones mercantiles, científicas o para expresar sentimientos. Que mejor se debería potenciar el aprendizaje de lenguas vivas, modernas, que sirven para entenderse con otros pueblos y lugares. Que el euskara más que aproximar, separa a los que saben de los que no.  Por eso,  en una tertulia en la que participaba alguien que así pensaba, un oyente entró por teléfono y dijo que él llevaba muchos años estudiándolo, que es muy difícil, pero que constituía un motivo de orgullo el tratar de expresarse en su lengua. Que era doctor en economía, que hablaba alemán e inglés y que había viajado por todo el mundo, pero que amaba su tierra, sus paisanos y, “Badakizu, jauna? Gainera,  oso harro sentitzen dut”, terminó en euskara. Siguió diciendo  que se sentía universalista y vasco a la vez. El contertulio a su vez le respondió que con ese perfil  inflexible es  difícil de entender que siendo tan cultos y preparados profesionalmente,  que se muestren tan fanáticos;, que su acritud cabría entre los  siglos XIX y XX, pero que en un mundo del futuro que se está integrando en grandes grupos, esa actitud es la que lleva al pueblo vasco al aislamiento. El final fue el de siempre: el periodista que dirigía la tertulia, con el propósito de contentar a todos, se puso a pontificar haciendo el ridículo por querer hablar de lo que se ignora. “No discutas con un necio, que te hará bajar a su nivel y te ganará por experiencia”., sentencia un humorista en serio.

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