COMPETIR
ECONOMICAMENTE CON LOS “TIGRES DE
ORIENTE”
La política económica a la que se nos está llevando nuestros
responsables va en la dirección de
competir con los países de Extremo Oriente que son los que mayor crecimiento
están experimentando actualmente. Aunque
lo hacemos en precios
exclusivamente, despreciamos la calidad porque se nos están marchando los
creativos, científicos e investigadores, ya que estamos bajando los salarios a
niveles equivalentes a los llamados “Tigres de Oriente”. Han sucumbido a la tentación fácil de
competir en precios a base de reducir costos, lo cual es abandonar la política
de potenciar la demanda interna que sería lo correcto y crearía una demanda
sostenible. Porque es cierto que las exportaciones son objetivo prioritario en
las economías desarrolladas, pero potenciando al mismo tiempo los mercados
internos. Como no podemos devaluar la moneda por imperativo de Bruselas,
devaluamos por la vía de la reducción de los salarios y tenemos el espejismo de
que se mejora la balanza comercial, pero ocultando que es a causa de reducir
drásticamente las importaciones porque la actividad interior y la mencionada
demanda interna está bajo mínimos.
Cierto que en una situación de emergencia las soluciones tienen que
improvisarse, además de que la política de rebaja salarial que nos está
imponiendo la UE permite competir vía precios en mercados de poco valor añadido
y que requiere poca tecnología. Sin embargo, tarde o temprano se comprobará que
esta solución no potenciará ni los salarios ni la creación de empleo porque
también nuestros competidores van a reaccionar para penetrar en esos mercados
de escaso valor añadido y seremos desplazados si, como dice Rajoy, se va a
crear empleo, aunque en la medida que ello sea real, los salarios empezarán a
crecer, los demás costos irán incrementándose, como la energía o las materias
primas que se tengan que importar, perdiendo
la ventaja comparativa que ahora hemos logrado a base de deprimir los salarios
y mandar al desempleo una legión de trabajadores. La hipotética salida que tanto proclaman de
Guindos y Montoro son espejismos, pues el flujo del crédito no se ve, a pesar
de la publicidad engañosa de los bancos y el gobierno, no pudiendo atenderse la
demanda exterior sin la financiación adecuada. Habrá que empezar a racionalizar
la economía aunque haya que eliminar monopolios o hacer tributar adecuadamente
a las multinacionales y poniendo a la cabeza de los ministerios afectados a
personal que sepa imaginar estrategias innovadoras, se valoren los talentos que
ahora se ven obligados a emigrar y se luche con rigor contra la corrupción y la
elusión fiscal de las grandes fortunas y se deje de incordiar al contribuyente
menor cuyo nivel de defraudación es irrelevante la hora de recaudar. Salvo que se impongan
normas de administración y gestión rigurosas desde la UE, estamos en riesgo de crisis permanente por no querer
cambiar las estructuras económicas y políticas del país. Es una lástima que no
se haya aprovechado la oportunidad de adecuarlas con la crisis, pero aquí manda
quien manda..
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