HABAS CONTADAS.
En una conferencia en una institución financiera de máximo
prestigio el ponente expuso las causas que a su juicio son el origen de esta
crisis financiera. Hizo una exposición minuciosa de la historia del
comportamiento de los agentes económicos mundiales que según su criterio son
los creadores del desajuste mundial de las finanzas. Al final se abrió un turno
de intervenciones al público. Un joven
que parecía aun estar en la facultad pidió el micro y con la osadía propia de
quien no tiene que guardar las formas, dice que él sabe la causa de la crisis y
que es tan fácil que se siente extrañado de que los gurus mundiales no hayan
sido capaces de descubrirlo. Ante el atrevimiento que mostró, el ponente le
dijo con una sonrisa de superioridad que por favor se lo explicara a él porque
quizá algo tan complejo en realidad sería quizá mucho más simple. Inicia el
joven su exposición con la expresión: “pero si son habas contadas” La política
estricta de los neoliberales se basa en adelgazar el Estado. Que para empezar exige rebajar
los impuestos para que haya más masa de dinero en manos del público. Sin
embargo la presión social y las elecciones obligan a especular por mantener los servicios sociales; además, que debe
implementarse una política expansiva de fomento y obras públicas para favorecer
a los empresarios y crear empleo, pero sobre todo se exige potenciar al máximo los gastos de defensa
y de seguridad. O sea que quieren encontrar el elixir para lograr la cuadratura
del círculo, pues defienden reducir la
dimensión de la Administración, pero ampliando un tipo de gastos con un
carácter generador de actividad. Claro, en esas condiciones, con menores
ingresos y mayores gastos hay que obtener el dinero que no se tiene a base de
acudir al préstamo bancario o a darle a la maquinilla de imprimir billetes.
Como ésta está rigurosamente prohibida por las autoridades europeas, sólo queda
la alternativa de ir al crédito bancario con lo que se disparan los pagos de
intereses, exige devolver el principal o
refinanciarla indefinidamente y así se crea una dinámica infernal que incide
negativamente en el nivel de vida de la población que se derrumba por los
recortes en servicios esenciales, la prima de riesgo se dispara a consecuencia
del creciente nivel de la deuda pública que esa política financiera genera, lo
que aumenta las necesidades de tesorería, por lo que el único medio de
subsistir es acudiendo a los mercados exteriores. Aunque esa solución es
perversa, pues ello requiere que se acuda continua y crecientemente a refinanciar
los préstamos, creándose un monstruo de política piramidal que se devora a sí mismo…
Iba a continuar con su intervención el joven, pero el
ponente le corta y entre sonrisas cáusticas le responde que le parecen muy
interesantes sus puntos de vista y que le gustaría que se las expusiera
personalmente en una charla distendida y sin límite de tiempo. En ese momento
un espectador de edad avanzada y aspecto poco cuidado pide intervenir,
ofreciéndole el ponente el micro. Su intervención comienza con una afirmación
sencilla, pero expresiva: dice que está de acuerdo con la del anterior y que agradecería al ponente que al menos
fuera respetuoso con alguien que disiente, pero que tiene todo el derecho del
mundo para expresar sus criterios. Además, no le ha permitido terminar su
exposición, por lo que solicito que se me autorice a mí. Así se le concede. Señala
que la solución pasa por potenciar la demanda interna por medio de una política
de rentas que suponga elevar los salarios para activar la demanda y disminuir
gastos superfluos como las misiones militares en el exterior, reducción del
número de policías, el número de embajadas y consulados, eliminar el Senado,
los gastos de la Casa Real y reconducir la locura de las autonomías, no
eliminarlas, puesto que aparecen como pequeños estados con muchos elementos que
sobran, como los parlamentos, las diputaciones, los defensores del pueblo y una
serie de otros gastos que son un despilfarro. Además, no conviene elevar los
impuestos para atender los servicios públicos, sólo hay que hacer cumplir la
legislación vigente respecto a la evasión fiscal sin que sea necesario elevar
los tipos y sobre todo una política de tolerancia cero con los corruptos, de
forma que en las cárceles haya menos delincuentes menores y se llenen de
corruptos a los que hay que exigir la devolución de lo que hayan obtenido
ilícitamente y que su estancia en la cárcel durará el tiempo al que haya sido
condenado, pero no podrá salir hasta que no reponga al Estado lo robado. Para
reorientar la estrategia no hacen falta muchas reflexiones: sólo se tiene que
analizar la nueva política que va a implantar el BCE y el FMI próximamente,
demostrando que sus actuaciones hasta el presente han sido una sucesión
continua de errores y aberraciones que han llevado a esta situación que ha
hundido la economía europea y que ya está
tan deteriorada que resulta imposible rectificar si no es cambiando el sistema
económico radicalmente, y además, abriendo severos juicios a las autoridades,
tanto de la CE como las de España, que se demuestre que hayan actuado con
ignorancia culposa, que hayan protegido
a los causantes de las políticas financiera que han hecho que todo el sistema
financiero parezca como un casino de juego. Ah, Le sugiero que lea un manualito
con el título “Hay Alternativas”, de
Vicenç Navarro y otros economistas a los que sólo se les puede atribuir un gran
sentido común y haber sido capaces de simplificar la farragosa jerga que
intencionadamente han creado los economistas para que la ciudadanía no sea
capaz de entender las razones por las que se les ha arruinado con esas
políticas económicas neoliberales que están diseñadas por ilustres equipos de
especuladores que han creado unos instrumentos sofisticados para enriquecerse
sin riesgo, y que si les salen mal sus estafas, exigen categóricamente a los gobiernos que les saquen del apuro si no quieren que se
cree un conflicto con consecuencias imprevisibles,
El ponente preguntó al presidente de la entidad que estaba
junto a él a ver quien era “ese músico”,
respondiéndole que lo ignoraba. Cuando se ordenó a los de seguridad que
expulsaran a aquel anciano provocador, como le llamó el ponente, alguien gritó:
Pero es que no saben quién este señor tan crítico? Pues es nada menos que el
catedrático emérito José Luis Sampedro, insensatos.
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