Excesos policiales.
En un noticiario de televisión he
visto la actuación desmedida de unos cuerpos policiales, no recuerdo dónde, golpeando a un grupo de
personas de todas las edades que se manifestaban pacíficamente. No pegaban en
las piernas, como parece que exige la técnica policial, lo hacían a la cabeza y
cuando derribaron a una joven, varios de ellos se ensañaron dándole patadas,
porrazos en la cara y arrastrándola como si fuera un saco de patatas. Todos
ellos protegidos tras unos pasamontañas para no ser identificados .Me pregunté qué pasará por
sus cabezas cuando están golpeando con tanta saña y si al llegar a sus casas acariciarán a
sus hijos Me vino a la mente una entrevista a un experto en
psicología policial, creo que en Inglaterra. Hizo un panegírico de la misión
sublime de las fuerzas policiales, expresando que la población ignora lo que
hacen por su seguridad y bienestar. Afirmaba que los policías son agentes polivalentes
con una gran formación en psicología, pero que, además, tienen amplios conocimientos de medicina, saben
actuar como bomberos, en un accidente
con heridos y muertos y por añadidura, ser capaces de reaccionar instantáneamente,
evitando perjuicios a la población. Su función
es diseminar y proteger, muy al
contrario de la de las fuerzas armadas, cuya táctica es copar al enemigo para aniquilarlo. Que el origen de los errores
policiales reside en que en general sus
mandos son militares y su formación es destructiva, y tienen a la ciudadanía como gente
de no fiar. Le pregunta el periodista su opinión sobre el uso de máscaras para
encubrir las identidades de los agentes. Respondió que era absolutamente
opuesto a su utilización, puesto que parecería que realizaran una misión
vergonzante que se quisiera ocultar. Que deberían actuar a cara descubierta,
puesto que es una actuación plenamente legal y en beneficio de la colectividad.
Aunque ello comporta un riesgo profesional que entra dentro del catálogo de
tareas que les corresponde. Es como si los jueces se ocultaran tras un antifaz
durante los juicios para evitar posibles represalias. De nuevo le preguntan
sobre los controles policiales en carreteras y espacios públicos. Responde que
es un tema muy delicado, pues un control inoportuno, y con la intención de
provocar a la población a base de rastrillos de púas, coches cruzados en la
carretera, luces centelleantes y sirenas y agentes aguerridos, con caras de
odio y con ametralladoras en posición de prevengan, producen una quiebra en la
popularidad de esas tropas y que tiene que transcurrir mucho tiempo y realizar
muchas acciones de claro contenido cívico
para recuperar la sensación negativa que producen esas muestras exageradas de
fuerza y para que, ante cualquier situación de conmoción, la gente de orden
perciba que todo está bajo control. Me pareció novedosa esa interpretación,
aunque con excesivo lirismo.
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