sábado, 11 de mayo de 2013

EXCESOS POLICIALES









Excesos policiales.

En un noticiario de televisión he visto la actuación desmedida de unos cuerpos policiales,  no recuerdo dónde, golpeando a un grupo de personas de todas las edades que se manifestaban pacíficamente. No pegaban en las piernas, como parece que exige la técnica policial, lo hacían a la cabeza y cuando derribaron a una joven, varios de ellos se ensañaron dándole patadas, porrazos en la cara y arrastrándola como si fuera un saco de patatas. Todos ellos protegidos tras unos pasamontañas para no  ser identificados .Me pregunté qué pasará por sus cabezas cuando están golpeando con tanta  saña y si al llegar a sus casas acariciarán a sus hijos    Me vino a la  mente una entrevista a un experto en psicología policial, creo que en Inglaterra. Hizo un panegírico de la misión sublime de las fuerzas policiales, expresando que la población ignora lo que hacen por su seguridad y bienestar. Afirmaba que los policías son agentes polivalentes con una gran formación en psicología, pero que, además, tienen  amplios conocimientos de medicina, saben actuar como bomberos,  en un accidente con heridos y muertos y por añadidura,  ser capaces de reaccionar instantáneamente, evitando  perjuicios a la población. Su función es  diseminar y proteger, muy al contrario de la de las fuerzas armadas, cuya táctica es copar al enemigo para  aniquilarlo. Que el origen de los errores policiales reside  en que en general sus mandos son militares y su formación es destructiva, y tienen  a la ciudadanía como   gente de no fiar. Le pregunta el periodista su opinión sobre el uso de máscaras para encubrir las identidades de los agentes. Respondió que era absolutamente opuesto a su utilización, puesto que parecería que realizaran una misión vergonzante que se quisiera ocultar. Que deberían actuar a cara descubierta, puesto que es una actuación plenamente legal y en beneficio de la colectividad. Aunque ello comporta un riesgo profesional que entra dentro del catálogo de tareas que les corresponde. Es como si los jueces se ocultaran tras un antifaz durante los juicios para evitar posibles represalias. De nuevo le preguntan sobre los controles policiales en carreteras y espacios públicos. Responde que es un tema muy delicado, pues un control inoportuno, y con la intención de provocar a la población a base de rastrillos de púas, coches cruzados en la carretera, luces centelleantes y sirenas y agentes aguerridos, con caras de odio y con ametralladoras en posición de prevengan, producen una quiebra en la popularidad de esas tropas y que tiene que transcurrir mucho tiempo y realizar muchas acciones de claro contenido  cívico para recuperar la sensación negativa que producen esas muestras exageradas de fuerza y para que, ante cualquier situación de conmoción, la gente de orden perciba que todo está bajo control. Me pareció novedosa esa interpretación, aunque con excesivo lirismo.

No hay comentarios: