LA SAGA DE LOS "HERNANDO"

LA SAGA DE LOS “HERNANDO”

Parece que para ser alguien en política hay que apellidarse Hernando. Antonio es quien se responsabiliza en el PSOE de la ardua misión de hostigar al PP y especialmente a PODEMOS, aunque con escasa fortuna, pues con sus afirmaciones contundentes que después debe rectificar, se asocia a CIUTATANS para formar una coalición que, a la vista está, se firmó en una noche de vino y rosas, pues  soñaron que con 90 diputados, junto con el “moralizador” Albert Rivera esperaban dar el sorpasso y formar gobierno. Don Antonio es el optimista compulsivo que ignora que su partido perdió 20 diputados y que con sus ironías cree que  obligará a Iglesias a participar en esa extraña aventura  de Pedro Sánchez para salvarse de ser destituido por Susana si no logra formar gobierno. Poco más habría que decir de estos perdedores que se autotitulan socialistas que buscan recuperar lo que han perdido por propios méritos. El otro Hernando, Don Rafael, ya es otra cosa. En su carácter de portavoz del PP se dedica a sacar la cara y defender a sus diputados y miembros cualificados de su partido embarrados en la corrupción, Panamá, Gürtel, etc., para lo que posee un vocabulario de insultos y una escenificación cómica en las ruedas de prensa  que se ve obligado a celebrar ante la diaria catarata de denuncias de los periodistas que asfixian a su partido y al gobierno en funciones con un Rajoy missing y amedrentado porque teme nuevas hazañas como las del ministro Soria, que Aznar se suelte la melena y ataque a Montoro o que en Europa se rían de De Guindos ante sus previsiones optimistas sobre  la crisis y los tozudos datos reales que no se corresponden con sus discursos y conversaciones con sus colegas,  hartos ya de su optimismo suicida. Para hacer frente a esos marrones está don Rafael Hernando, quien aceptó la misión de bombero confiando que el PP volviera a formar gobierno y así evita que se levanten las alfombras y descubran el caos generado durante el “Rajoinato”.Rafa confía que en pago a sus servicios prestados lograra algún cargo bien retribuido y cómodo, pero  se vislumbra  que su partido va de victoria en victoria hasta la derrota total. Ambos Hernando en sus intervenciones públicas en la tribuna de Congreso   al menos  divierten al verles en su salsa, mintiendo,  ofendiendo a todos sus competidores y rectificando  sus afirmaciones previas, pues, además, ambos  muestran un coeficiente intelectual inversamente proporcional a su cinismo.