“BANCOCRACIA”
Este es el título del libro
escrito por Eric Toussaint, portavoz de CADEMT (Plataforma de Auditoría
Ciudadana de la Deuda)
, que debería ser de cabecera de quienes
deseen profundizar en el conocimiento de la situación catastrófica en la que se
hallan empantanado los países a consecuencia de la política seguida para salvar
de la quiebra a las entidades financieras y para entender lo que se esconde
detrás de la gigantesca deuda pública que
han acumulado para retrasar la ya inevitable declaración de insolvencia del
sistema financiero mundial. A los efectos de conocer el problema, origen y dimensión de la deuda pública, el autor señala que ésta
debe ser legítima, legal y sostenible y que de lo contrario no es obligatorio
pagarla, a pesar de que los acreedores pretenden que toda deuda debe pagarse
siempre. Define que es ilegítima cuando va contra el interés general y a favor
de particulares, por ejemplo la que se origina para salvar bancos privados
responsables que no proviene de rescatar
a la ciudadanía de la crisis. La ilegal es la generada sin respetar las leyes,
como la construcción de una infraestructura contratada por vía de la
corrupción, aceptando sobrecostos o comisiones
ilegítimas. Es insostenible cuando un estado o municipio se halla sobreeendeudado
porque acumula deuda ilegítima e ilegal y para pagarla incapacita al estado o al municipio para
garantizar los servicios públicos a la ciudadanía de una manera adecuada y de
calidad. Afirma que es imprescindible
que los gobiernos se sometan a un control de sus movimientos financieros por
medio de auditorias rigurosas e independientes. Que es sospechoso que los
gobiernos no deseen ser controlados por medio de auditorias, pues evidencian que algo esconden. La deuda ilegal debe ser denunciada ante
los tribunales. Claro que el problema reside en el político que se ve ante la
obligación de declarar ilegal e ilegítima la deuda, pues sabe que se va a
enfrentar a todo el sistema financiero mundial y tendrá que soportar la presión,
pues los mercados no le prestarán dinero
y será declarado en quiebra. Un ejemplo es el caso de Grecia, que ha sido obligada
a comprometerse a imponer recortes severos que se sabe que no serán la
solución, pero que se trata de disciplinar a los países rebeldes cuyos
dirigentes han
sido elegidos democráticamente y llevaban en sus programas electorales la
política de control de la corrupción
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