EL NUEVO PRESIDENTE DE CARITAS ESPAÑOLA
En una tertulia de televisión un periodista presenta su
libro en el que analiza la metamorfosis
experimentada por ilustres franquistas declarados, reconvertidos ahora en
“demócratas de toda la vida”. El relato es estremecedor, si bien las aventuras son
conocidas a retazos. Pero la sorpresa llegó cuando el autor denunció el nombramiento de Presidente
de Cáritas de Rafael del Río Sendino. Detalla
que en el franquismo fue policía que torturó a detenidos por razones ideológicas,
que ostentó cargos en altas esferas de la Brigada Político.
Social, con un historial para temblar. Pero la sorpresa crece con la llegada de
la democracia, pues los socialistas le
nombraron Director General de la Policía.
Ante informaciones que parecerían inverosímiles y en aras de confirmar
la verdad, es natural acudir a Winkipedia. No sólo se confirman las sospechas,
es que los hechos son dolorosos en extremo. Quien busque de buena fe no puede
más que sentirse decepcionado y exigir a las estructuras eclesiales que expliquen la razón por la que se decide
nombrar de Presidente de Cáritas a alguien con tal historial. La jerarquía
debería responder ante los creyentes, muchos de ellos que aportan su tiempo y
medios económicos a una institución cuyo misión es ayudar a paliar las
consecuencias de deficiencias estructurales de una sociedad que crean pobreza, injusticia y desigualdad. Porque si
muchos que se aprovecharon en el franquismo se han reconvertido oportunamente a
la hora de encontrar una salida sin riesgos, en el caso de Rafael del Río es
que incluso teme a la hora que tenga que
ser enjuiciado para dar cuentas en la otra vida, según las creencias de los
católicos. Irrita que alguien con su
expediente del dolor causado a otros seres humanos se las componga para limpiar
su conciencia y lo hace con el inestimable apoyo de la jerarquía que es la que legitima el tránsito a la Vida Eterna. Es algo más que
oportunismo, por lo que los creyentes
que participen de corazón en Cáritas deberían exigir de inmediato la revocación
del nombramiento del Presidente, que expliquen cómo se ha llegado a tomar tal
decisión y que pidan disculpas. De otra manera los jerarcas se considerarían
colaboradores de actuaciones genocidas que deberían ser denunciadas ante la
valerosa jueza argentina Romilda Servini.de
Cubria.
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