lunes, 6 de octubre de 2014

LOS MILITARES TAMBIEN LLORAN



LOS MILITARES TAMBIEN LLORAN
La población participa de la idea de que el estamento militar es molesto y es muy costoso y prefiere que permanezca dormido y que “no salve a la patria”.Por eso su máximo  interés radica en pasar desapercibidos: que les dejen en paz, que ellos no nos incordiarán si se les mantiene el presupuesto y  les ignoramos. Pero, para su sorpresa, se están produciendo acontecimientos en su seno que les han sacado a la actualidad, muy a su pesar, pues se tratan de casos  grotescos e infantiles. Sorprendentemente, un teniente ha logrado escribir un libro muy crítico con sus jefes militares y está pendiente de que se le destine a algún lugar que no moleste. A una jueza militar un coronel le impide entrar en un cuartel  donde debía  realizar  diligencias procesales por un caso de bulling sexual. En un campo de aviación militar se descubren un importante alijo de droga que manejaban militares para su beneficio. En el buque emblemático de la marina, “Juan Sebastian Elcano”  se ha descubierto un cargamento de tabaco de contrabando en el que estaban implicados varios militares. Últimamente se ha procesado a cinco militares, varios de ellos mandos, por haber inflingido torturas a prisioneros, durante su estancia en Afganistan. Es un contingente de tropas que operan con armamento de guerra y  participan formando la “fuerza de la paz”  Su actuación ha sido tan obtusa que, mientras realizaban la hazaña entre gritos, carcajadas y golpes, otro de ellos estaba tomando las escenas por video, seguramente para poder presentarla aquellos valientes en el pueblo para deslumbrar a las chicas. Como el video ha sido publicado y  visionado por todo el mundo, los jefes no han podido echar tierra sobre el asunto y los han tenido que procesar. Aunque conviene que los detenidos no se desmoralicen, pues el gobierno sabrá ser tolerante con soldados que  están protegiendo y garantizando nuestra libertad,  confiándose en que les indultará en reconocimiento a su heroísmo en Afganistan. A un cabo que, como consecuencia del terror que sufrió durante su aventura en la zona de acción de nuestras tropas, pidió la baja por enfermedad, los médicos militares le diagnosticaron una leve enfermedad y le declararon apto para el servicio. El cabo ha recurrido a los tribunales, reconociéndosele que sufre  el “síndrome de guerra”, denominación en  jerga militar del miedo. Por ello se le reconoce el derecho a una pensión más elevada. Nuestra flota de aviones para desplazar autoridades se ha convertido en vueles con “riesgo de no retorno”, pues es raro el trayecto que se termina sin incidentes técnicos o teniendo que ser cancelados. Por eso, rechazar con todo el alma: “si vis pacem para bellum”


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