LOS MILITARES TAMBIEN LLORAN
La población participa de la idea de que el estamento
militar es molesto y es muy costoso y prefiere que permanezca dormido y que “no
salve a la patria”.Por eso su máximo interés radica en pasar desapercibidos: que
les dejen en paz, que ellos no nos incordiarán si se les mantiene el
presupuesto y les ignoramos. Pero, para
su sorpresa, se están produciendo acontecimientos en su seno que les han sacado
a la actualidad, muy a su pesar, pues se tratan de casos grotescos e infantiles. Sorprendentemente, un
teniente ha logrado escribir un libro muy crítico con sus jefes militares y
está pendiente de que se le destine a algún lugar que no moleste. A una jueza
militar un coronel le impide entrar en un cuartel donde debía realizar diligencias procesales por un caso de bulling
sexual. En un campo de aviación militar se descubren un importante alijo de
droga que manejaban militares para su beneficio. En el buque emblemático de la
marina, “Juan Sebastian Elcano” se ha
descubierto un cargamento de tabaco de contrabando en el que estaban implicados
varios militares. Últimamente se ha procesado a cinco militares, varios de
ellos mandos, por haber inflingido torturas a prisioneros, durante su estancia en
Afganistan. Es un contingente de tropas que operan con armamento de guerra y participan formando la “fuerza de la paz” Su actuación ha sido tan obtusa que, mientras realizaban
la hazaña entre gritos, carcajadas y golpes, otro de ellos estaba tomando las
escenas por video, seguramente para poder presentarla aquellos valientes en el
pueblo para deslumbrar a las chicas. Como el video ha sido publicado y visionado por todo el mundo, los jefes no han
podido echar tierra sobre el asunto y los han tenido que procesar. Aunque
conviene que los detenidos no se desmoralicen, pues el gobierno sabrá ser tolerante
con soldados que están protegiendo y
garantizando nuestra libertad, confiándose en que les indultará en
reconocimiento a su heroísmo en Afganistan. A un cabo que, como consecuencia
del terror que sufrió durante su aventura en la zona de acción de nuestras
tropas, pidió la baja por enfermedad, los médicos militares le diagnosticaron
una leve enfermedad y le declararon apto para el servicio. El cabo ha recurrido
a los tribunales, reconociéndosele que sufre el “síndrome de guerra”, denominación en jerga militar del miedo. Por ello se le
reconoce el derecho a una pensión más elevada. Nuestra flota de aviones para
desplazar autoridades se ha convertido en vueles con “riesgo de no retorno”,
pues es raro el trayecto que se termina sin incidentes técnicos o teniendo que
ser cancelados. Por eso, rechazar con todo el alma: “si vis pacem para bellum”
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