domingo, 5 de octubre de 2014

LA SOLEDAD DEL GOBERNANTE



LA SOLEDAD DEL GOBERNANTE
Ser gobernante en estos momentos de crisis y de necesidad de cambiar el modelo productivo tiene que ser doloroso para los gobernantes. Frustrante para Rajoy, De Guindos, Montoro y todos estos políticos que se desgañitan buscando solucionar con medios finitos necesidades infinitas. Piénsese en el sapo mensual de la EPA. En los informes de los “hombres de negro” que, tras unas diplomáticas alabanzas, detallan las crueles recomendaciones para solucionar los desajustes que nos llevan al precipicio. Debe ser cruel el proceso de digerir esos datos por parte de los miembros del gobierno para darles un significado menos sombrío, incluso, en el límite, por ejemplo, llegar a celebrar que los índices de precios desciendan o que el paro disminuye, sin querer aclarar que no se crea empleo, sino porque los emigrantes se vuelven a sus países y la juventud sale al extranjero en busca de trabajo que aquí no encuentra. Cruel es la misión de De Guindos para poder seguir prometiendo con todo aplomo que no costará un euro el rescate bancario, que no se creará un “banco malo” y empleo, habiéndonos constituido en la locomotora de la UE. Que una señal evidente de que estamos en la senda correcta es que la prima de riesgo está en niveles mínimos. Que la corrupción es un fenómeno heredado por el PP y que es  quien la está corrigiendo con rigor y determinación. Todos estos argumentos que exponen muy ufanos  informando de los planes en marcha se ven desvanecidos en horas veinticuatro, cuando el FMI una vez más exige reducir los sueldos o el coste del despido. Cuando tiene que informar que se han gastado 250.000 mil millones de euros para salvar a la banca. Que aparece en el BOE la creación del “banco malo”. Que la prima de riesgo se ha rebajado a niveles mínimos porque Draghi compra todo el papel español que sale. O cuando aparecen en titulares las hazañas de Blesa, Castedo, Bárcenas o incluso ministros/as que han cobrado en negro. Es cierto que la Vicepresidenta es capaz de afirmar en la referencia de los Consejos de Ministros lo que sea necesario sin que se le mueva un pelo o que Montoro sonría optimista aunque sea negando la evidencia de que los sueldos descienden. Pero es de justicia sentir una cierta  admiración hacia estos /as misioneros generosos que viven para solucionar los problemas de la colectividad y, a cambio,  sólo reciben la incomprensión, cuando no el reproche de la población. “Utrimque roditur”


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