LA SOLEDAD DEL GOBERNANTE
Ser gobernante en estos momentos de crisis y de necesidad de
cambiar el modelo productivo tiene que ser doloroso para los gobernantes. Frustrante
para Rajoy, De Guindos, Montoro y todos estos políticos que se desgañitan
buscando solucionar con medios finitos necesidades infinitas. Piénsese en el
sapo mensual de la EPA. En los informes de los “hombres de negro” que, tras
unas diplomáticas alabanzas, detallan las crueles recomendaciones para solucionar
los desajustes que nos llevan al precipicio. Debe ser cruel el proceso de
digerir esos datos por parte de los miembros del gobierno para darles un significado
menos sombrío, incluso, en el límite, por ejemplo, llegar a celebrar que los índices
de precios desciendan o que el paro disminuye, sin querer aclarar que no se
crea empleo, sino porque los emigrantes se vuelven a sus países y la juventud
sale al extranjero en busca de trabajo que aquí no encuentra. Cruel es la misión
de De Guindos para poder seguir prometiendo con todo aplomo que no costará un
euro el rescate bancario, que no se creará un “banco malo” y empleo, habiéndonos
constituido en la locomotora de la UE. Que una señal evidente de que estamos en
la senda correcta es que la prima de riesgo está en niveles mínimos. Que la
corrupción es un fenómeno heredado por el PP y que es quien la está corrigiendo con rigor y
determinación. Todos estos argumentos que exponen muy ufanos informando de los planes en marcha se ven desvanecidos
en horas veinticuatro, cuando el FMI una vez más exige reducir los sueldos o el
coste del despido. Cuando tiene que informar que se han gastado 250.000 mil
millones de euros para salvar a la banca. Que aparece en el BOE la creación del
“banco malo”. Que la prima de riesgo se ha rebajado a niveles mínimos porque Draghi
compra todo el papel español que sale. O cuando aparecen en titulares las
hazañas de Blesa, Castedo, Bárcenas o incluso ministros/as que han cobrado en
negro. Es cierto que la Vicepresidenta es capaz de afirmar en la referencia de
los Consejos de Ministros lo que sea necesario sin que se le mueva un pelo o
que Montoro sonría optimista aunque sea negando la evidencia de que los sueldos
descienden. Pero es de justicia sentir una cierta admiración hacia estos /as misioneros generosos
que viven para solucionar los problemas de la colectividad y, a cambio, sólo reciben la incomprensión, cuando no el
reproche de la población. “Utrimque roditur”
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