viernes, 29 de noviembre de 2013

LAS DELICIAS DEL PROTOCOLO OFICIAL



LAS DELICIAS DEL PROTOCOLO OFICIAL
En la reciente visita  oficial realizada por François  Hollande y sus ministros a España, todos los actos de la a la recepción han sido televisados en directo y han constituido un testimonio del quehacer del gobierno a la hora del protocolo que requieren esas ceremonias. Un espectador crítico pensaría que son juegos infantiles que se divierten con la parafernalia empalagosa que más tienen que ver con tiempos  pasados en los que la realeza se divertía con sus  formas barrocas y vistosas, aunque ello suponía un gasto que repercutía en el nivel de vida de los súbditos. Mientras, venía la comitiva de vehículos lujosos, rodeados de guardaespaldas, con un aparato como  de sordos en la oreja. En la explanada en la que tenían lugar aquellos juegos,  esperaban nerviosos unos señores mayores, no eran  niños que jugaban a hacer ceremonias. Allí se veía a los generales y almirantes llenos de medallas y fajines, dando vueltas, mirando en todas las direcciones, sin parar, pero sin hacer nada. Qué hazañas  habrán hecho para conseguir tantos galardones? Los ministros, tratando de aparentar  serenidad y relajados, hablando entre ellos, sonriéndose porque se sabían objetivo de fotógrafos. La pobre Soraya, sola, como buscando con quien juntarse para representar una  imagen bella. Finalmente llega la comitiva de Hollande al que  espera sonriendo Rajoy: se saludan protocolariamente y ambos van donde  las personalidades españolas a las que presenta. Cada uno de ellos/as evocan una sonrisa protocolaria y expresan alguna frase de compromiso, se supone que sólo los que sepan francés. A continuación vienen los honores militares. Ahora son nuestros valientes soldados con fusiles y ametralladoras, que, al toque de una corneta presentan armas con marcialidad y delante de ellos ambos jerifaltes pasan revista, mientras suenan los himnos de La Marsellesa y el enigmático español que no se sabe a quienes representa. Allí se reúnen varios centenares de personalidades que cobran sueldos  envidiables del presupuesto. Todo este folclore será admirado por los televidentes, muchos de ellos en paro y otros más que forman parte de los ocho millones de pobres oficialmente declarados en el Estado. Lo sucedido con el `príncipe tiene más tintes de comedia, pues al ir a volar a Brasil en un avión de las prestigiosas  Fuerzas Aéreas Españolas, no puede salir porque al aparato se le ha estropeado un fusible o alguna pieza crítica. Otro avión de las mismas FFAA también está inútil porque está pendiente de recibir una pieza de repuesto. Total: que el dócil príncipe no tiene quien le lleve. No se les ocurre a los organizadores fletar un avión privado o  un caza de los muchos que posee el ejército para proteger nuestro espacio aéreo. Seguramente  estarían también averiados. Qué improvisación: a no ser que se quisiera que el príncipe no asistiera a la conferencia por alguna razón oculta, para lo que  a los estrategas no se les ocurrió otra cosa que argumentar que no podía desplazarse porque no tenían avión. Si es que tienen que improvisar, es bastante ridículo, pero si es un plan preconcebido, habría que despedir a los  responsables del protocolo por la genialidad de poner como disculpa que los aviones de nuestras FFAA no carburan. Eso si que contribuye a potenciar la imagen de España.

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