LAS “CONCERTINAS” NO SON INSTRUMENTOS MUSICALES.
Rajoy ha dado un paso más para evitar la invasión de Melilla
por las hordas africanas. Ahora ha decidido instalar en las alambradas que
circundan la ciudad las “concertinas”, que son unas cuchillas que producen
severas lesiones a los que intentan saltar la valla fronteriza.. Fueron
denunciadas en la prensa internacional anteriormente, por lo que se eliminaron.
Pero las autoridades del gobierno del PP de nuevo han tomado la decisión de colocarlas para
disuadir a los desesperados que no tienen nada que perder y que no van a evitar nuevos intentos de saltarlas, sólo
que ahora las consecuencias serán más crueles, lo que mostrará el carácter inhumano de las
autoridades españolas y de los agentes que reprimen la desesperación de esos
seres humanos que buscan una vida mejor. Después de esta nueva y degradante tentativa que está condenada a fracasar, no
les falta más que bombardearles o echarles al mar. Si el ministro, Jorge Fernández o la guardia civil creen que
con esa crueldad añadida van a lograr parar el flujo de emigrantes
clandestinos,: “que pierdan toda esperanza los que entráis…”, sentencia Dante..
Morirán más, se les expulsará por la vía expeditiva y sin tramitación alguna
ajustada a derecho, pero siempre tendrá el gobierno que afrontar la
vergüenza de decidir la acción
tan antidemocrática de hacer sufrir a
seres humanos, que sólo han cometido el pecado de ser pobres y de querer salir
de esa tragedia en que se han convertido
sus miserables vidas. Tendremos que recordarles a nuestras autoridades que los
españoles han sido tradicionalmente emigrantes, yendo a América, a Alemania o a
los lugares donde había trabajo que les permitiera supervivir? Esa es la historia de los Estados Unidos,
que se ha formado por emigrantes de todas las partes del mundo y que ahora se
permiten controlar y humillar como si
fueran animales a los emigrantes que buscan tras las fronteras salir de la
pobreza. Y en España, además, domina una xenofobia cerril que practica toda la sociedad,
aunque las autoridades la disimulen con argumentos muy sibilinos para no causar
excesivo rechazo por ignorar los derechos humanos. Las autoridades los devuelven a sus países de origen: ahora
que ya no los necesitamos, que les acusan de aprovecharse de los servicios públicos como la
sanidad o la enseñanza. Realmente son pagadores netos, puesto que son
trabajadores que abonan la Seguridad Social
y no han necesitado utilizar sus servicios por ser jóvenes y gozar de buena salud. Además que han contribuido a invertir
la pirámide poblacional incrementando la natalidad de una sociedad que estaba
cada vez envejecida. Las “concertinas” son un símbolo cruel de la inoperancia y
falta de imaginación de las autoridades que confunden el orden público con la seguridad
y creen que endureciendo las leyes de emigración y aumentando los efectivos
policiales van a solucionar el problema, cuando
saben que es imposible llevar el agua en una cesta, por mucho que se
quieran cerrar los mimbres. Quizá estemos a las puertas de tener que volver a
ser un pueblo de emigrantes a causa de la crisis que nuestros políticos se
empeñan en afirmar que lo peor ya ha pasado. Habría que instalar “concertinas”
delante de los bancos, cajas, multinacionales y cuarteles.
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