SON NUESTROS JUECES DE ESTE MUNDO?
En una entrevista al juez Santiago Torres Prieto, quien
destapó todo el submundo de corrupción del Ayuntamiento de Marbella, explicaba
las razones por las que había renunciado a su carrera de juez. No merece la
pena entrar en el detalle, pero lo que contó es estremecedor en cuanto a las presiones
y a la falta de apoyo por parte de los órganos judiciales que deben velar por
preservar la independencia e integridad de la justicia y los jueces. Está aun
reciente la sanción que se le ha impuesto al juez José Elpidio Silva porque se
le han detectado irregularidades en la instrucción del caso Bankia, decretando el
encarcelamiento de su presidente, Blesa, por dos veces. En unas manifestaciones
en la TV describió las tremendas presiones a las que se ha visto sometido y por
ahora le han suspendido de empleo y sueldo temporalmente, retirándole de la causa. El
juez Javier Gómez Bermúdez. ha tomado parte en un debate en San Sebastián sobre
la Doctrina Parot, pues según se comentó, fue el que ideó dicha doctrina y la
ha aplicado a los presos que, cumplidas las sentencias impuestas en los juicios
respectivos. Dicha interpretación ha
supuesto en la práctica la ampliación de su estancia en la cárcel. Como es
sabido, el TEDH la ha declarado ilegal y ha exigido la excarcelación de los que
estaban en esta situación. Durante el debate defendió dicha doctrina a pesar de
la declaración de ilegalidad, aunque admitiendo que en los casos de
retroactividad la sentencia del TEDH es impecable, pero puso todos los reparos
porque mantiene que la ley que amplía las condenas no ha sido derogada por el
alto tribunal. Los casos de estos jueces son diferentes y de los dos primeros
podría elogiase su la valentía con la
que ambos han actuado, no así de Bermúdez, quien se ha caracterizado por su excesivo rigor, su actitud
cortante y falta de toda expresión que humanice sus juicios y sus
correspondientes condenas. Pero hay que decir que los jueces parecen no ser de este mundo, que ser juez no es saber mucho
derecho, aprobar unas oposiciones y emitir juicios y condenas sin que tengan
que responder de ellas, salvo en los casos de Torres y Elpidio, quienes han
tenido el coraje de defender públicamente sus convicciones. Porque ser juez tiene una dimensión humana que no
puede ignorarse si se quiere impartir justicia, y ser ejemplares en su actuación, por tanto en
su oficio entra denunciar las presiones y a los que las ejercen y ello en el
momento que éstas se producen, no cuando renuncian o se les expulsa de la carrera,
pues puede interpretarse como venganza, como fue la reacción del juez Garzón
cuando fue expulsado de la judicatura. Y convendría que entonaran todos el mea
culpa ante la humillación que ha supuesto para la judicatura la sentencia del
TEDH al no haber sido capaces de protestar ante la interpretación desmesurada
de la Doctrina Parot, de la cual todos tenían la convicción de que sería
derogada por el citado tribunal. No sería oportuno generalizar los Jurados
Populares para las causas graves y dejar a los jueces profesionales los juicios
que tengan menor importancia?
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