El Dios “RA” ha ascendido al Cielo.
El teniente general Emilio Alonso Manglano, el que más sabía
de España, nos ha dejado. Según ha escrito el periodista Antonio Rubio, “RA” sabía
quien mató a Carrero, los entresijos del 23 F., apoyó la creación de los GAL,
la cal viva de Lasa y Zabala, el asesinato de Santi Brouard, la muerte en la
bañera de Mikel Zabalza, los experimentos de anestésicos con un mendigo, el
atentado contra García Goena, el informe Crillón sobre Mario Conde, el video
sobre la sexualidad de Pedro J. Ramirez, etc, etc. Mandaba sobre el AOME (un
servicio de élite para operaciones especiales) que dirigió José Luis Cortina,
declarado culpable por su actuación el 23-F
y posteriormente Juan Alberto Perote, elemento singular y ubicuo.
Manglano ordenó las escuchas de los personajes más relevantes, desde el rey, políticos de todos los partidos,
periodistas, jueces y diplomáticos. Manejaba los fondos reservados que
financiaban las operaciones encubiertas sin dar cuentas a nadie de su destino.
Tuvo que dimitir sacrificado para salvarle la cabeza a Felipe González. La
Audiencia Provincial de Madrid le condenó a una sentencia liviana. Luego, ante
el Constitucional los acusadores de las
escuchas retiraron sus cargos, por la cuenta que les tenía, por lo que fue
absuelto. ”Ra” era el dios egipcio del
cielo, del sol, del origen de la vida y el que lo sabía todo. Por eso su nombre en clave era “RA” dentro del
Servicio, pues es sabido que al estamento militar le apasionan los temas
esotéricos y sobrenaturales. Ante tal curriculum uno duda aceptar que en las altas esferas se considere que ha realizado importantes
servicios a su patria o se trataba de un delincuente, según cuenta una conocida
periodista especializada en el tema. Porque, esas operaciones ilegales,
financiadas con fondos reservados, llevadas a cabo por grupos ilegales,
aunque perfectamente identificados y dependientes
de servicios oficiales que actúan impunemente, ¿ pueden ser considerados dignos
de prestigio y de honor? Es asumible que ese tipo de actuaciones en los bajos
fondos y alcantarillas del poder sean la base que soporte la existencia de una país? Pero no se decía
que una democracia se distingue porque no existe nada oculto a los ciudadanos?
No se debería considerar a estos expertos delincuentes por eludir el
imperio de las leyes? No digas ahora, Manglano, que “un ejército sin espías es
como un hombre sin ojos ni oídos”, como se cita en “El arte de la guerra”, de
Sun Tzu.
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