TRUMP AMENAZA LA PRESIDENCIA DE
EEUU
El mundo está espantado ante
el riesgo de que Donald Trump pueda acceder a la presidencia yankee. Su alocada campaña y el proceso seguido hasta
llegar a la candidatura oficial del
Partido l Republicano ha producido el rechazo hasta de sus propios
correligionarios. Incluso el temor que está causando a los de “ provincias” que
tenemos un cierto sentido del pudor y tememos que el presidente que nos gobierne
tenga todos los defectos imaginables en
su base ideológica. Pero debemos de enviar un mensaje de tranquilidad y
normalidad, pues salvo aspectos puramente aparentes, si Trump triunfa, no
diferirá en exceso de otros anteriores.
Son producto del voto del pueblo americano, de valores equivalentes a niños, hijos de nuevos ricos capaces de imponer sus caprichos porque son
poderosos. Es el riesgo de dar un lápiz a un tonto que se cree genial y hay que
reírle servilmente las gracias. Nos encontramos con Truman, quien tuvo el honor
de ordenar el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre población civil
nipona asegurando que su decisión salvó
muchas vidas humanas. George W. Bush, borrachín y fanático religioso, que en
venganza por la humillación que supuso el derribo de las Torres Gemelas, se
inventó que Saddam Hussein almacenaba “armas de destrucción masiva”, que se
demostró que fue una disculpa, pero arrasó Irak, lo que supuso ser el fundador
del ISIS, capaz de mantener en vilo a los países occidentales con sus atentados
terroristas suicidas. Otra pieza es Obama, el primer presidente negro, quien
tiene que defender a la policía mayoritariamente compuesta por blancos, cuya
misión es machacar a negros y latinoamericanos para que los WASP mantengan sus
privilegios. En realidad conviene quitar hierro al asunto y dejar claro que el
cargo de presidente en USA es meramente protocolario, pues quienes realmente
dirigen el Imperio son los ejecutivos de
la gran banca de negocios y multinacionales que no pasan por las urnas, pero
ejercen el poder absoluto, no sólo en el
territorio arrebatado a los indios
nativos, sino a los que radicamos “en provincias” a los que nos alimentan a
base de hamburguesas y somos protegidos delicadamente
por la Sexta Flota,
las USAF y los Marines, deslumbrándonos con su envidiable “American way of life”. Hilary Clinton es la alternativa, que tiene sólo aspecto más
civilizado, pero no conviene hacerse ilusiones vanas con su forma de gobernar
su rancho.
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