lunes, 8 de agosto de 2016

EL NACIONALISMO ES DEL PASADO



EL NACIONALISMO ES  DEL PASADO
Un ilustre periodista del pesebre fustigaba desde Madrid por videoconferencia a un tertuliano en ETB que se manifestó contra el centralismo y pedía respeto  para nacionalismo vasco. El madrileño, despectivo, manifestó que el nacionalismo es algo del pasado. El vasco le preguntó si también  consideraba así al nacionalismo español que profesaba el del pesebre. Entonces, agresivo, le contestó que él era de Madrid, español, europeo y ciudadano del mundo; que el español no es  nacionalista y que el nacionalismo vasco era algo deja vu. El director del programa, componedor y  sin personalidad, se limitó a poner fin al diálogo sin permitir al tertuliano responder al  inculto interlocutor que quería dar lecciones. En la Capital  no saben distinguir el nacionalismo que tiene su origen cuando se adquiere conciencia de formar un pueblo con una identidad histórica, del nacionalismo imperial producto de la invasión por unos  señores feudales ambiciosos que hacen de las armas una profesión, que conquistan a otros pueblos con conciencia de serlo, para crear un imperio por la fuerzas, negándoles sus derechos. La realidad es que el nacionalismo histórico identitario está hoy más vigente que nunca y tienen carta de naturaleza en  las sucesivas declaraciones de derechos humanos. Se atreverá alguien a considerar del pasado al movimiento catalán, que da lecciones de respeto a la democracia y  una gran parte de la poblaciones se  identifica con esa voluntad de autodeterminación?. Es del pasado el referéndum en Escocia para conocer la opinión de la población y que Londres, en una lección de democracia, aceptó? El proceso legal de Québec para la negociación de la independencia de Canadá, también es un anacronismo?  Se puede considerar del pasado la voluntad de autodeterminación del pueblo vasco,  que le arrebataron por  las armas, con varias guerras de liberación reprimidas por los conquistadores, siendo actualmente una sociedad culta, con el euskara como signo diferencial,  un nivel intelectual de los más elevados de Europa y una juventud con convicciones políticas democráticas mayoritariamente favorables a la autodeterminación.? Madrid, París, Londres, Ottawa y las metrópolis centralistas saben que tarde o temprano la voluntad popular se impondrá porque no se puede estar eternamente en contra de los tiempos.


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