domingo, 15 de diciembre de 2013

PERSONAJES QUE VIVEN DEL ESPERPENTO.



PERSONAJES QUE VIVEN DEL ESPERPENTO
Uno siempre, por asepsia, ha evitado hacer referencia a personajes histriónicos sin más mérito que carecer de escrúpulos, adular al que manda y estar siempre en el momento y el lugar oportunos. Son los que han hecho de la venta de humo una profesión. Con ese bagaje consiguen popularidad y se constituyen en los personajes indispensables que jalean a los políticos, a los corruptos y defraudadores fiscales, a futbolistas famosos que piensan con los pies, artistas cuyo arte consiste en dar publicidad a sus embarazos, sus bodas, sus ligues con algún  narciso descerebrado, a nuevos ricos que  han accedido súbitamente a la riqueza y están  ávidos de popularidad, pero les falta el pedigree que les sirva para distinguirse de la plebe, de donde acaban de salir y quieren ocultarlo. Para ello, estos parvenues,  unen sus  apellidos vulgares aparentando tener su origen en noble cuna, asisten a espectáculos culturales sobre temas que no entienden y frecuentan espacios del famoseo más insultante. Todo el mundo  conoce a esos periodistas, relaciones públicas y “conseguidores” que provocan los instintos de las comadres y los de esas masas manipulables que tienen una jerarquía de valores tan  tristemente degradante, lo que  permite a los manipuladores crear legiones entusiasmadas con programas de televisión basura, vivir para devorar prensa del corazón y deportiva o ponerse a admirar a los aristócratas de la jet cuando  asiste a algún acto social. A esta masa sin ideales se le aviva su espíritu patriótico cuando van a ver desfilar a los militares con sus disfraces, con una cabra como jefe, con las máximas autoridades nacionales satisfechas porque se trata de la tropa que nos defenderá contra los enigmáticos invasores, admirando la marcialidad de los que consumen la riqueza que se recauda de los contribuyentes, restándola de la que debería destinarse a cubrir las necesidades reales de la ciudadanía que sufre las consecuencias de la gestión trapacera de los políticos y  grupos de presión y ve que por otro lado se despilfarra en destinos tan provocativos.. Pero hay otro tipo más sofisticado, es el alto funcionario ambicioso que se pasa a la privada para “asesorar”, eufemismo que significa vender información privilegiada obtenida mientras ha ejercido en la función pública,  a empresas o especuladores que operan en ayuntamientos, ministerios y organismos en los que se ha creado una red de influencias que vende a quien busca oportunidades o lograr un trato de favor en Hacienda o en las consejerías en las que las influencias son decisivas. Son imprescindibles en los partidos políticos para lograr financiación en “negro”. A veces se llaman “brokers” para realizar operaciones internacionales que producen beneficios masivos, aunque ello repercuta en la estabilidad  económica de los gobiernos y los países.  No importa, son los defensores de la “libre competencia”,  y son capaces de vender armas y material estratégico a todos bandos en guerra o que tengan proyectos estratégicos cuyo conocimiento suponga ventajas para quien las posea. Y pensar que esta escoria es la que mueve los hilos de la humanidad…Ya lo decía Quevedo: “Poderoso Caballero es don Dinero, nace en la Indias honrado donde el mundo lo acompaña, viene a morir a España y en Génova enterrado”.

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