PERSONAJES QUE VIVEN DEL ESPERPENTO
Uno siempre, por asepsia, ha evitado hacer referencia a
personajes histriónicos sin más mérito que carecer de escrúpulos, adular al que
manda y estar siempre en el momento y el lugar oportunos. Son los que han hecho
de la venta de humo una profesión. Con ese bagaje consiguen popularidad y se
constituyen en los personajes indispensables que jalean a los políticos, a los
corruptos y defraudadores fiscales, a futbolistas famosos que piensan con los
pies, artistas cuyo arte consiste en dar publicidad a sus embarazos, sus bodas,
sus ligues con algún narciso descerebrado,
a nuevos ricos que han accedido
súbitamente a la riqueza y están ávidos
de popularidad, pero les falta el pedigree que les sirva para distinguirse de
la plebe, de donde acaban de salir y quieren ocultarlo. Para ello, estos
parvenues, unen sus apellidos vulgares aparentando tener su
origen en noble cuna, asisten a espectáculos culturales sobre temas que no
entienden y frecuentan espacios del famoseo más insultante. Todo el mundo conoce a esos periodistas, relaciones
públicas y “conseguidores” que provocan los instintos de las comadres y los de esas
masas manipulables que tienen una jerarquía de valores tan tristemente degradante, lo que permite a los manipuladores crear legiones
entusiasmadas con programas de televisión basura, vivir para devorar prensa del
corazón y deportiva o ponerse a admirar a los aristócratas de la jet cuando asiste a algún acto social. A esta masa sin
ideales se le aviva su espíritu patriótico cuando van a ver desfilar a los
militares con sus disfraces, con una cabra como jefe, con las máximas autoridades
nacionales satisfechas porque se trata de la tropa que nos defenderá contra los
enigmáticos invasores, admirando la marcialidad de los que consumen la riqueza
que se recauda de los contribuyentes, restándola de la que debería destinarse a
cubrir las necesidades reales de la ciudadanía que sufre las consecuencias de
la gestión trapacera de los políticos y
grupos de presión y ve que por otro lado se despilfarra en destinos tan
provocativos.. Pero hay otro tipo más sofisticado, es el alto funcionario
ambicioso que se pasa a la privada para “asesorar”, eufemismo que significa
vender información privilegiada obtenida mientras ha ejercido en la función
pública, a empresas o especuladores que
operan en ayuntamientos, ministerios y organismos en los que se ha creado una
red de influencias que vende a quien busca oportunidades o lograr un trato de favor
en Hacienda o en las consejerías en las que las influencias son decisivas. Son
imprescindibles en los partidos políticos para lograr financiación en “negro”.
A veces se llaman “brokers” para realizar operaciones internacionales que
producen beneficios masivos, aunque ello repercuta en la estabilidad económica de los gobiernos y los países. No importa, son los defensores de la “libre
competencia”, y son capaces de vender
armas y material estratégico a todos bandos en guerra o que tengan proyectos
estratégicos cuyo conocimiento suponga ventajas para quien las posea. Y pensar
que esta escoria es la que mueve los hilos de la humanidad…Ya lo decía Quevedo:
“Poderoso Caballero es don Dinero, nace en la Indias honrado donde el mundo lo
acompaña, viene a morir a España y en Génova enterrado”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario