LAGRIMAS POR LA PERDIDA DE SOBERANIA
El término “soberanía” es muy utilizado por la derecha. Es
el talismán con el que se sienten patriotas y lo quieren conservar como expresión de su existencia como nación.
Quizá los que así piensan no saben que los principales atributos que determinan
la “soberanía” están transferidos a manos de la UE: la moneda es el Euro y rige
en toda el área de la eurozona. Las políticas económicas y presupuestarias son
marcadas por Bruselas, la salarial nos
viene impuesta por los burócratas
europeos. Se nombrará próximamente una autoridad única con plenos
poderes que controle la gestión del sistema bancario unificándolo, sin que
tenga ninguna influencia cada país. Se
está uniformizando el sistema fiscal para evitar la competencia entre
los estados miembros. . Y un largo etcétera que nos muestra que España ha
dejado de ser un país soberano, salvo en temas anecdóticos o folclóricos que
tanto apasionan a la población poco interesada. Los “patriotas” se escandalizan
viendo que recibimos todas las órdenes de un organismo político ajeno. Para los
que piensan que esos temas que fomentan un tipo de nacionalismo excluyente y
sin contenido, más allá de fomentar las
rivalidades que tanto dolor han
producido las crueles guerras en la civilizada Europa, la
soberanía no deja de ser una superficialidad envuelta en un patrioterismo
ramplón que no sirve más que de coartada
a los poderosos que quieren conservar sus ventajas respecto a la población, que
lo que necesita no es “soberanía” vacía. Al contrario, se sienten sumamente satisfechos
entregando a un organismo superior las funciones que los políticos y el
gobierno españoles no saben utilizar
para lograr el progreso de la ciudadanía. Ya saben los españoles por
experiencia lo que significa la
“soberanía”: Monarquía sin rumbo, desbarajuste en las cuentas públicas, prioridad
absoluta a los intereses de los bancos, creación de monopolios que se limitan a
encarecer los servicios que prestan. Fomento del militarismo con ejércitos
inútiles y costosos que obligan a degradar los servicios sociales para poder
pagar sus “fantasías soberanistas”. Si esos servicios esenciales van a mejorar
entregando la soberanía a la UE, no hay inconveniente en perderla si, además, a cambio se eliminan parásitos que impiden el
progreso de la población. Los estados
tradicionales han utilizado este término
para fomentar el patrioterismo
que es lo que nos ha impedido progresar al mismo ritmo que los países
avanzados del resto del planeta. Por qué no protesta Rajoy por la pérdida de
soberanía que nos están imponiendo nuestros socios europeos? Por qué tanto pavor a los “hombres de negro”,
a las “sugerencias” de Olli Rehn o las
llamadas intempestivas que le suele hacer Frau Merkel? Pero todo puede perdonarse viendo con qué
desenvoltura y aplomo se mueve de Guindos
entre los comisarios de la UE, disimulando su actitud mendicante.. Uno
se enorgullece viendo a todo su numeroso
equipo cómo defiende la soberanía española. Aunque no se sepa para qué.
Lamentablemente la ignorancia es temporal, la estupidez es para siempre.
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