COMO PARA CONFIAR EN ESTA JUSTICIA
Una nota marginal de prensa
informa que un sudamericano detenido
acusado de violar a una mujer en Iruña ha sido puesto en libertad porque se ha demostrado
mediante el análisis de su ADN que no fue el autor. No se conocen los detalles, pero cabría
preguntar al juez que ordenó su encarcelamiento cual es el estado de su
conciencia después de conocer el error que le ha costado a un
ciudadano sufrir las consecuencias de su negligente decisión. Más estremecedor fue el
caso del asesinato de una joven en Andalucía hace años que previamente fue condenada por la prensa: el juez mandó a prisión durante
519 días a Dolores Vázquez acusándola del asesinato de la joven Wanninkhof. Finalmente
se demostró que no fue ella la asesina. Nadie
respondió del error judicial ni pidió disculpas, sólo se le indemnizó
con 60.000 €. El sistema está diseñado para que las responsabilidades se
diluyan achacando la injusticia a los
informes policiales de defectuosos,
aunque realmente se deben a la insensibilidad de los jueces ante los errores que
cometen y cómo se corrigen. Pero al juez
o a los policías culpables no se les piden responsabilidades, sólo una nota sin relevancia en la prensa. Debería
requerir una investigación, aunque, quizá, al ser detenida e interrogada
Dolores por los jueces la noticia haya servido una vez más para saciar el morbo
machista tan carpetovetónico de la plebe
que tanto nos prestigia en el mundo. La prensa
informa con grandes titulares que el gobierno ha designado nuevo fiscal general en
sustitución de Maza. Su nombre, Julian Sanchez Melgar y curiosamente, fue el
ponente de la Doctrina Parot que fue rechazada por el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos en 2013, lo que supuso un
varapalo humillante para la
justicia española a la que se ordenó liberar a más de medio centenar de presos
vascos, con el correspondiente reproche adicional
de todos los juristas de los países democráticos. Si a esto se añade el
desprestigio que supone la creciente cadena
de asesinatos de mujeres a manos de sus “machos” a pesar de todo el montaje de jueces, policías
especializados que venden humo, minutos
de silencio ante los ayuntamientos, banderas a media asta, días de luto y solemnes
condenas de los políticos, el
panorama rayaría en sainete si no fuera
trágico. El error cometido con el preso al ser mantenido encarcelado más tiempo
del de condena y el sarcasmo de premiar
con un cargo de superior nivel a un juez
cuyas argucias jurídicas supone el reproche
del TEDH a la justicia española y el dolor de comprobar que todavía haya
mujeres que sigan siendo asesinadas a
manos de los que se consideran sus amos, todo este panorama describe una
evidente sensación de déficit de
confianza de la sociedad en la justicia
española.
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