LA
TITULITIS ES UN DESEQUILIBRIO SOCIAL
. La enseñanza no es
ya un vehículo de aprendizaje, se ha convertido en categoría social, lo que
muestra que el progreso social es sólo
de epidermis, pues todo padre con escasa conciencia social busca que sus hijos
tengan una carrera superior para salir de la mediocridad y abandonar su
condición de proletario. Esa es la razón de que la existencia de las clases
sociales ya hayan dejado de ser una característica que identifica a la
sociedades modernas.. La realidad es que
esa obsesión por un título ha degradado
la educación, dada la saturación de titulados que se tienen que resignar a trabajar en
oficios para los que están sobrecapacitados. Por falta de criterio de los
estudiantes al comprobar que no logran un trabajo adecuado a su formación, caen
en el error de ampliar sus conocimientos con masters, doctorados y cursillos
para no enfrentarse con la realidad de que lo importante es insertarse en el
mundo laboral en el que las empresas no
necesitan tal acumulación de conocimientos, sino sentido común, decisión para
trabajar con ahínco y ser capaces de incorporarse a la cadena de gestión con
eficacia. Nuestra juventud aspira a funcionario, con sueldo fijo, vacaciones y exigir todos los
derechos que una legislación contradictoria concede al trabajador y que a los
patronos les parece excesiva para sus empresas en riesgo de quebrar por falta
de financiación o por una presión fiscal desconcertante, por ello no contratan,
más bien despiden porque su problema es la supervivencia. Así es que la
sociedad moderna está desestructurada, es individualista y desprecia los
trabajos manuales porque no aportan
prestigio. La enseñanza se ha convertido en un catalizador de la sociedad y la
ha alejado de la realidad. Los estudiantes
tienen que ser capaces de discernir que una carrera sirve para obtener
conocimientos y ser útiles en las empresas, por tanto serían suficientes las de
grado medio, saber expresarse con fluidez en inglés y en alemán y si en un
plazo razonable no encuentran trabajo, que no dude en salir al extranjero.
Esa sensación de tragedia que sufren los
que tienen que marcharse es una muestra de la deficiente formación que reciben los
titulados superiores.
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