DELEGADOS DEL
GOBIERNO EN EUSKADI: CUADRO DE HONOR
Madrid siempre se ha caracterizado por la delicadeza
mostrada al nombrar a sus virreyes en nuestra Comunidad. Han sido de
personalidades diversas, pero siempre
exquisitos. El general Ibáñez Freire, cuando su tropa circulaba por nuestras
calles en posición de combate aseguró que “iba a buscar a los terroristas hasta
en el infierno”. El General Saez de Santamaría se abstenía de hacer
declaraciones: no las necesitaba, sólo con su aspecto de pertenecer al ejército
de Pancho Villa mantenía a la población pacificaba. Siguieron varios que pasaron sin
pena ni gloria: mejor, pues no se sabía lo que hacían, pero no molestaban
especialmente. Ramón Jáuregui tuvo la habilidad de no enterarse de que en un
despacho del Gobierno Civil de Bizkaia un grupo de patriotas organizaron los
GAL. Declaró al borde del llanto que no se enteró de nada. Eficacia se llama su
actividad, pues no descubrirlo hacía suponer su ineptitud para el cargo o que
algo conocería. Merece la pena un
recuerdo a Enrique Villar, quien desde la tribuna de invitados del Parlamento
Vasco hacía muecas y aspavientos provocativos cuando estaba en la tribuna el
Lehendakari Ibarretxe. Los socialistas nombraron Delegado a Mikel Cabieces, Su
eficaz gestión acabó con el triunfo de Rajoy. En ese momento empezó su calvario,
pues había que proporcionarle un puesto de trabajo
después de servir a la comunidad . Solución: por medio de la BBK se le buscó un apaño para
asesorar a la institución. Que se complementaría con una misteriosa ayuda de
Iberdrola. Quizá en B?. Además, percibió el subsidio del paro al que tenía
derecho. Al descubrirse el enredo, salpicó a Mario Fernández, a la
sazón, Presidente de la BBK. Cabieces,
Fernandez y otos concernidos están denunciados ante los tribunales. Actualmente
nos honra como Delegado Carlos Urquijo, personaje de profundas convicciones, con
personalidad, objetividad y rigor intelectual. Mirada franca, dialogante y
facilitador de que las relaciones entre Madrid y Vitoria fluyan sin sobresaltos
.Don Carlos trabaja sin descanso
recurriendo contra todo lo que huela a vasco o esté redactado en
euskara, lengua que, es bien sabido, está oprimiendo al castellano.
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