viernes, 28 de junio de 2013

NELSON MANDELA



NELSON MANDELA
Es la diplomacia humillante la que actúa cuando muere un político carismático como Mandela. Por muy enemigo que fuera de quienes apoyaron el apartheid de Sudáfrica, al morir llega el momento de los elogios al uso. Como dice la  poeta Anamaría Rebatte :  “…no esperes a que se muera la gente para quererla….En Vida, hermano en Vida”…. Por tanto, no es aquí dónde expresar homenajes que ofenden a quien que se va con el corazón triste y decepcionado. Quizá no son  conocidas las declaraciones que hizo recientemente una hija suya que expresaba las lamentaciones de su padre porque después de estar encarcelado más de 25 años y rechazar las ofertas de liberarle si condenaba la actuación contraria a la política de apartheid del Frente Nacional, después de liberar con el diálogo y la resistencia pasiva pera firme a su patria de la política racista de los afrikáner y redactarse una Constitución de los negros para los negros, comprueba decepcionado que la clase dirigentes y los políticos en la sombra son blancos, siguen siendo blancos. Que los mandos superiores  del ejército y la policía, son blancos, que la soldadesca y la tropa policial ahora son negros, y se dedican a la noble tarea de  machacar a los negros. Que el desarrollo espectacular del país está en manos de los afrikáner y colaboracionistas negros, pero que no se han cumplido apenas los acuerdos que firmó con el  cruel presidente  De Kleck y aquellos demócratas que proclamaban la superioridad blanca sobre los negros, pero que al cambiar lo vistoso y la expresión de unos bellos principios generales  de maquillaje, supieron buscarse el apaño y ahora Sudáfrica en un nido de multinacionales que explotan los recursos nacionales, pero sin mejorar la situación social de la población negra  por la que se sacrificó con tanta dignidad y sin rencor contra sus torturadores. Está claro que Mandela fue una figura irrepetible, pero conviene que lo tengan en la memoria los movimientos de liberación que negocian con sus metrópolis los términos de su autodeterminación, pues en los compromisos hay letra pequeña y addendums secretos que son las bases reales de la nueva estructura del país a pesar de  una Constitución de corte progresista, pero con leyes interpretativas  que contradicen el contenido de la Carta Fundamental, que, como decía el Conde de Romanones: “Ustedes hagan la ley, que yo haré el reglamento”. Nelson Mandela no necesita homenajes cínicos, sólo que sea una referencia para los pueblos que tienen el derecho a su libertad, con iguales derechos que tienen las metrópolis que les gobiernan.

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