EL GOBIERNO DE TURQUIA PIDE PERDON A LA CIUDADANÍA.
El vicepresidente del gobierno de Turquía en una
intervención televisiva ha pedido públicamente perdón por la excesiva dureza
con la que se han aplicado las fuerzas represivas contra la población que se
manifestaba pacíficamente mostrando su desacuerdo por un tema menor, pero que
las autoridades, con agudeza y psicología han elevado a problema de orden
público con muertos y ahora se ha convertido en un polvorín dentro del cual el gobierno se ha puesto a fumar con esa
superioridad que muestran los gobernantes necios. Cuando el problema se ha
desbocado, no se les ocurre otra cosa que pedir perdón cuando ya la población
lo percibe como un signo de debilidad. Quizá podría valer de aviso a navegantes
para países con más de seis millones de parados y con una política económica
que sólo se le puede ocurrir a de Guindos o a Montoro y que hasta el FMI
reconoce equivocada. Bien saben estas eminencias que sus recetas no son la
solución, que están ante una situación limite, y en
ese caso, emplear a las huestes policiales desbocadas sólo se consigue provocar a las masas. En esos
casos, cuando toman la decisión de políticas de fuerza y represión ya saben esos
gobernantes que tienen asegurado el fracaso y que van a caer. Entonces es
cuando se les ocurre pedir perdón por los excesos de esos angelitos que actúan a
sus ordenes, lo que muestra una vez más que la
política de violencia policial sólo exacerba y es premonición
de que los gobernantes van a tener que responder de sus fechorías ante la
población. De paso conviene analizar la lección de civismo de las poblaciones de
los países árabes de la llamada primavera árabe, que nuestras democracias
occidentales desprecian tratándoles de terroristas, pero a los que apoyan mandando
con generosidad tropas de paz con
armamento de guerra a Afganistán, Irak y se disponen a ayudar a Iran, Siria y
otros países que casualmente tienen petróleo en su suelo. Lo dicho, un consejo a
los políticos: prohibido fumar dentro del polvorín y por excepción, piensen
alguna vez con la cabeza y no con la boina.
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