COMERSE LAS PALABRAS.
Los mayores enemigos de los
actuales políticos son las hemerotecas.
Porque les demuestran fehacientemente sus limitaciones mentales. Cuando se
produce alguna noticia o acontecimiento importante el político se ve obligado a
expresar su opinión para mantenerse de actualidad, para ello considerará los
factores que le favorezcan y que al mismo tiempo sirvan de lanza ofensiva
contra sus adversarios. Así es que diseña los titulares de sus intervenciones
en la prensa con criterios elementales y simples, procurando que provoquen admiración. Pero, por
lo visto debe ignorar que lo que afirma con contundencia, después de un tiempo,
puede haberse transformado en lo contrario, pero no por eso dejan de tener empacho
en afirmar lo opuesto de lo que anteriormente defendió con convicción. Es
entonces cuando siempre hay algún pervertido que pone ambas noticias
contradictorias entre si delante del lector o espectador y es lo que les sirve
para ser considerados los payasos para
el deleite de la ciudadanía.. En el 2010 Rajoy, a la sazón jefe de la
oposición, ante la publicación de la reducción del número de parados en mayo,
declaró que en dicho mes de todos los años
la bajada era habitual por motivos estacionales, acusando a Zapatero porque
estaba creando una ficción que pronto se deshincharía como una burbuja. Pero en
este mes de mayo del 2013, siendo Rajoy presidente del gobierno, ante la
publicación de las cifras de reducción del paro en cien mil, se le calienta la
boca y hace grandes elogios de su política de empleo, afirmando que lo peor de
la crisis ya ha pasado, que empezamos a crear empleo de forma sostenida y no
coyuntural. Claro: los cuervos están al acecho y con toda la mala intención de
que son capaces, publican ambos cortes y la ciudadanía que está para chirigotas
pues sólo hay siete millones de parados, comprueba que la palabra de los
políticos es un dogma .Quizá valdría recordar que prometió que no subiría los
impuestos, que no crearía un banco malo o que no tocaría las pensiones o los
gastos sociales y que perseguiría la corrupción hasta erradicarla. Por eso
deberían tener asesores que les enseñasen a controlar sus ímpetus en las
intervenciones en público y al mismo tiempo a saber digerir las palabras cuando
haya que comérselas.
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