miércoles, 26 de junio de 2013

DILMA ROUSSEFF



DILMA ROUSSEFF
La presidenta del Brasil ha sorprendido a todo el mundo: parece que es el único responsable político  que ha entendido que cuando los pueblos se manifiestan lo hacen porque   consideran que ejercen y son los titulares de la soberanía y que los políticos son sus empleados a los que se elige para que les gobiernen y administren la riqueza de la nación.. Curioso, puesto que incluso los mandatarios más democráticos piensan que los ciudadanos deben manifestarse respetuosos con ellos. La ciudadanía brasileña se manifestó porque las autoridades de Sao Paulo decidieron elevar el precio del bus veinte céntimos. Como es habitual, los políticos quisieron solucionarlo con la psicología propia de la tropa policial: dialogar con las porras, los botes de humo y la convicción de que son los salvadores de las esencias de las libertades públicas. Pero, he aquí que comprueban que una causa tan trivial como era la subida de precio del billete de bus era sólo el síntoma, y  esos políticos iluminados creyeron que cancelando la subida  calmaría la inquietud del pueblo. No era esa la solución: detrás de toda aquella protesta se hallaban otras reivindicaciones más profundas que se hicieron públicas como una marea entusiasta de una población que pedía nada menos que se respetaran sus derechos, que se procesara a los corruptos y que se pidieran responsabilidades sobre las actuaciones de  las fuerzas  represivas.  Han denunciado que  todo ello ha sido históricamente lo que ha llevado a la indigencia a gran parte de la población, exigiendo que se cesara de dilapidar en  estadios de futbol y se dedicaran esos fondos a atender las necesidades sociales. . Dilma se hallaba en el extranjero y los políticos confiaron que la vuelta de la presidenta lograría dominar a la chusma. Pero, para sorpresa general, dio la razón a las peticiones del pueblo que se manifestaba. Convocó una reunión con los representantes de los indignados y les prometió estudiar sus propuestas. Efectivamente, en un discurso a la nación se manifestó identificada con las protestas populares y prometió luchar contra la corrupción, contra los defraudadores y dar un destino más social al gasto público. Y para completar su ilusionante propuesta, manifestó que se convocaría a la población a redactar una nueva constitución dándole el protagonismo a la hora de enriquecerla con sus aportaciones. Conviene señalar que Brasil se ha convertido en la segunda potencia de América, que tiene un crecimiento económico al que  ha afectado moderadamente la crisis mundial; que tiene 190 millones de habitantes, 8,5 millones de Km. cuadrados y que sus exportaciones tienen un alto contenido tecnológico y valor añadido. Por tanto, a ver si los restantes jefes de  Estado ponen sus barbas a remojar y logran entender que está llegando el tiempo de las responsabilidades ante los pueblos.  

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