ATHLETIC Y EL FUTBOL VASCO

ATHLETIC Y EL FUTBOL VASCO. Siempre he sido moderadamente futbolero, más que nada porque en los tiempos de estudiante la manera de sentirme vasco era entonar en San Mamés canciones prohibidas y pitar a los ” grises” y autoridades. La personalidad del club se basaba en que los jugadores fueran y ejercieran de vascos resaltando “gure euskal nortasuna”. Además, ganábamos a los equipos que tenían extranjeros a los que considerábamos mercenarios. Pero el futbol fue convirtiéndose en espectáculo en lugar de deporte como lo sentimos los vascos .Los fichajes cambiaron todo, pues incluso, nuestros jugadores se iban a otros equipos con contratos fabulosos abandonando el carácter amateur vasco tradicional. Por eso el Athletic se ha resignado a estar en la zona “epela: ni frío ni calor”,, aunque la masa social se ha fortalecido afectivamente formando “ la afición mejor del mundo”, pues es admirado “el estilo del Athletic”. Pero el nuevo presidente, Uriarte, experto en finanzas, en la Junta General ha informado que actualmente el club está saneado, pero al margen de su entusiasmo por el Athletic, hay algo más prosaico que son los avales personales garantizando su solvencia. Y pone de manifiesto que su estructura es muy frágil, lo que exige un cambio de paradigma, de lo contrario entraríamos en alto riesgo. Por tanto, que estamos abocados a renovarnos, incluso, a cambiar nuestra filosofía que da personalidad al club. Antes éramos el equipo vasco de referencia, nuestra cantera era toda Euskal Herría. Ahora La Real, Alavés, Osasuna y Eibar se han emancipado y tienen sus políticas de fichajes para competir en Europa. La “La Cantera” y “Lezama” ya no son el sueño de todos los chavales vascos, pues cinco clubs en primera es imposible que se provean de jugadores vascos y el realismo se impone sobre los sueños. Habría que potenciar un equipo único con los mejores jugadores vascos para competir con éxito en las ligas europeas y mundiales, pues sería una manera de popularizar nuestro espíritu deportivo y la idiosincrasia del futbol vasco , sin caer en el amarillismo de los clubs financiados con petrodólares o la mafia.