NEGOCIACIÓN DE PRESUPUESTOS:
MERCADILLO DE OPORTUNISTAS
Se dice que la ley más
importante de cada año es la de los Presupuestos. Son el instrumento no sólo para financiar laa
financiación de la colectividad, sino también la herramienta para equilibrar la
distribución de la riqueza del país. Por tanto, su objetivo es de la máxima
importancia y requeriría rigor en la
tramitación y discusión entre los recae
dicha responsabilidad. Pero la realidad dista mucho de cumplir dichas premisas,
pues la figura de su principal actor, el ministro Cristóbal Montoro, incita a
tomárselo como un lance más de su divertida y difusa personalidad, pues su
imagen externa y su dialéctica se aproxima más a la de un clown y a un cómico
con un ridículo sentido del humor a pesar de sus esfuerzos por intentar ser
ocurrente. Además, el ambiente en el que se desarrollan las negociaciones con
los diferentes grupos sociales vinculados ofrece un panorama tan vacuo y poco
serio, que los ciudadanos que a la postre serán los que paguen, les produce una
sensación de mercadillo de verduleras y trileros y que lo que debería ser un
proceso ejemplar de gestión sirve para desacreditar aun más tanto al tartamudeante Ministro, como a los
sonrientes interlocutores que posan ante las cámaras de televisión
para dar publicidad a estas
negociaciones que parece que son reuniones de amiguetes previas a ir a cenar al
txoko siendo Montoro el cocinero graciosillo del que todos hacen
chistes. Dan una sensación de poca seriedad y de que, para que los presupuestos
sean aprobados, don Cristobal abre la bolsa y concede a cada uno lo que se le
ocurre para que su grupo político tenga algún protagonismo ante los
contribuyentes. Así se contenta a todos, aunque haya que reducir las
partidas para la dependencia, la enseñanza,
la sanidad, las pensiones y apoyo a los parados, dando prioridad a los servicios de la deuda
externa, a incrementar las partidas dedicadas a la Monarquía, Cortes,
al orden público o a la defensa, pues se consideran servicios esenciales el mantener a los
militares y policías satisfechos, aunque sea a costa de otras partidas
sociales. En realidad la negociación de los Presupuestos es un acto de
cosmética, pues están diseñados para no cumplirse porque Montoro siempre es
capaz de sorprendernos con los cubiletes e incumple los objetivos de déficit
que le impone Bruselas porque cree iluso que puede engañar a los “hombres de
negro”.
1 comentario:
Sé que en el ánimo del PNV está el rescatar inversiones para Euskadi; inversiones que en justicia se debieran realizar sin contraprestaciones; pero con todo y con ello, creo que hay que tener muchos hígados para firmar un acuerdo que perpetúa recortes sociales, a pesar de la cacareada recuperación económica de la que se alardea.
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