LA LEY DEL EMBUDO
España es un estado de derecho. Por eso,
después de la brillante operación de la policía para descubrir al asesino de
una familia brasileña que ha huido a su país para responder de tal horror, la
fiscalía española se ha apresurado a solicitar de su homóloga brasileña la
extradición, de acuerdo con las normas de derecho internacional. La fiscalía
brasileña se muestra reticente y pone trabas a tal petición. Los medios españoles
han puesto el grito en el cielo ante la actitud de las autoridades competentes
brasileñas acusándolas de no respetar el derecho internacional. Encomiable la actitud
de nuestra fiscalía actuando como estado de derecho. Un poco más al sur, en
Argentina, la jueza Servini ha emitido
una requisitoria contra varios exministros, altos funcionarios del estado y
policías españoles a los que se acusa de delitos de lesa humanidad al haber ocultado
la ejecución, desaparición y tortura de españoles cuyos familiares y organismos
defensores de los derechos humanos han
denunciado sin que la justicia española acceda apelando a que todos los delitos de los que se les acusa quedan
sin efectos judiciales por la ley de amnistía de 1977 , por tanto, que
no es de aplicación la justicia universal en la que la jueza argentina se basa
para pedir que se inicien expedientes para depurar responsabilidades. La actitud
de la justicia española ha sido siempre arrogante respecto a tal petición, reiterándose la
misma disculpa. por delitos amnistiados.
La fiscal general española, Madrigal, ha rechazado definitivamente la petición
y da por cerrado el contencioso reiterando nuestro carácter de estado de
derecho negando legitimidad a la justicia argentina para exigir ninguna requisitoria de extradición.. Doña
Consuelo debe ignorar que los tratados internacionales
firmados tienen rango superior a la legislación nacional y por ello, puesto que
somos un estado de derecho, ha denegado el cumplimiento de la petición de
Servini. Dado el rigor con el que se cumplen en España los principios de justicia
universal, es de suponer que revise su negativa y embarque escoltados por
policías a Utrera Molina, a Martin Villa, a Willy el Niño, a Muñecas y a otros
fieles servidores de la ley que se limitaron a cumplir su deber de “obediencia debida”. Ni Argentina ni Brasil
pueden darnos lecciones de derecho porque aducimos que nos asiste la Ley del
Embudo que aplicamos legítimamente.
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