lunes, 12 de septiembre de 2016

EL TIMO DE LAS ENCUESTAS EN ELECCIONES



EL TIMO DE LAS ENCUESTAS EN ELECCIONES
Al convocarse elecciones se inicia la fase obsesiva de contratar encuestas a expertos  para conocer sus expectativas de voto. Tienen un considerable coste, porque, además, deben repetirse continuamente durante la campaña para analizar  tendencias por si es necesario modificar las líneas maestras, slogans o  las expectativas de los  competidores. Es proverbial el bajo índice de acierto de las encuestas respecto  de los resultados reales. Las desviaciones son sistemáticas y significativas, y los aciertos  casuales. Los expertos  afirman que sus predicciones se basan en técnicas y sistemas científicos, lo cual es cierto en las inferencias sobre el trabajo de campo, pero la fase de “cocina” no deja de ser un brindis al sol dado que se basan en elucubraciones subjetivas de los analistas para que las encuestas arrojen los resultados que interesan al que las encarga y paga. Por eso, conviene mandar una aviso de precaución al PNV en las encuestas recientes de Focus y CIS, pues le dan como ganador  en las elecciones del 25 S. Sus jelkides deberían  reflexionar y tomarlo como  una premonición de desastre, ya  que es  probable que no logren los resultados que le vaticinan habida cuenta el nivel habitual de error de sus predicciones. Porque cuando se conocen los resultados reales vienen las sorpresas, lamentos,  las disculpas y justificaciones de los expertos responsables, cuando ya no hay remedio. Veamos algunas referencias que aconsejan prudencia:  BREXIT:, según los pronósticos,  era seguro que el Reino Unido se mantendría en la UE. Ahora, vistos los resultados,  los que confiaron en las encuestas no  saben cómo digerir el marrón. Trump era el histrión  marginado en las encuestas: ahora es candidato republicano a la presidencia de los EEUU. En España, Podemos, arrogante, daría el “sorpasso” al PSOE, según todas las encuestas. Ahora está rogando a  Sanchez que les llame para formar un “gobierno de progreso”. Por eso, sería conveniente que el PNV sea prudente y  despierte del éxtasis que le pueden haber provocado las encuestas optimistas. Que huya de  la maldición de los vaticinios de ganador, no sea que, siguiendo la tradición, se convierta en víctima de los delirios  de los expertos. Es una gran osadía  pretender  asegurar  ser capaces de interpretar en cifras la mente del ser humano que está sujeta a variables por naturaleza incontrolables.


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