domingo, 4 de septiembre de 2016

EL AMOR DE ESPAÑA A CATALANES Y VASCOS



EL AMOR DE ESPAÑA A CATALANES Y VASCOS
En la campaña del referéndum celebrada en Escocia,  Cameron, con gesto  suplicante, rogó a los escoceses que no se marcharan, que eran muy queridos y prometía compensarles de las ofensas históricas infligidas. Y logró que se quedaran. Algo parecido a lo que está sucediendo en  Catalunya:  se saben muy queridos en España, por ello es de esperar que el afecto  demostrado les convenza y accedan a seguir en la patria que tanta admiración les profesa. A estos argumentos afectivos se añade otro más prosaico: el PIB de Catalunya representa el 19,84% de España. Si además, el de la CAPV y Nafarroa supone el 8,16%, entre ambos que exigen celebrar un referéndum identitario suman un 28% del PIB . Son el motor industrial y mercantil que proyectan una imagen de progreso y dinamismo en el contexto internacional que compensa aparecer como el destino masivo del turismo de mochila ,del paro superior al 20%, salarios basura,  top mundial de corrupción  política y de salvar de la quiebra a la banca con fondos públicos. Llevamos  nueve meses sin gobierno porque los políticos andan en luchas personales. para humillarse mutuamente. Por eso se añora escuchar a Rajoy,  Sanchez, a Iglesias y sus barones  ante los medios de difusión suplicando a catalanes y vascos  que se enamoren de España y cesen sus deseos separatistas. Está en riesgo  la supervivencia del estado español, pues una reducción del PIB del 28% supondría tal hecatombe, que recordaría a Calvo Sotelo exclamando: “Prefiero una España roja que una España rota” .  Rajoy, como gran estadista está aterrorizado, se  niega a dialogar y menos negociar la reducción de las aportaciones de catalanes y vascos de más de 300.000 millones.  Nuestros políticos desde siempre  han huido mostrando la falta de vigor intelectual  y su incapacidad  previsora  dejando pudrirse el problema  hasta el actual bloqueo sin salida previsible.. Es un contencioso que  se deberá afrontar en condiciones de igualdad y sin imposiciones ni amenazas, pues la experiencia histórica debería servir para que en  España se reconozca que todas las experiencias de fuerza para evitar reconocer los derechos de los pueblos siempre han terminado con dolor y creciendo la voluntad independentista de las nacionalidades con conciencia de su identidad diferenciada. Habrá alguien con personalidad y coraje para negociar una solución aceptable?



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