EL AMOR DE ESPAÑA A CATALANES Y VASCOS
En la
campaña del referéndum celebrada en Escocia,
Cameron, con gesto suplicante,
rogó a los escoceses que no se marcharan, que eran muy queridos y prometía
compensarles de las ofensas históricas infligidas. Y logró que se quedaran.
Algo parecido a lo que está sucediendo en Catalunya: se saben muy queridos en España, por ello es
de esperar que el afecto demostrado les
convenza y accedan a seguir en la patria que tanta admiración les profesa. A estos
argumentos afectivos se añade otro más prosaico: el PIB de Catalunya representa
el 19,84% de España. Si además, el de la CAPV y Nafarroa supone el 8,16%, entre ambos que
exigen celebrar un referéndum identitario suman un 28% del PIB . Son el motor
industrial y mercantil que proyectan una imagen de progreso y dinamismo en el
contexto internacional que compensa aparecer como el destino masivo del turismo
de mochila ,del paro superior al 20%, salarios basura, top mundial de corrupción política y de salvar de la quiebra a la banca
con fondos públicos. Llevamos nueve
meses sin gobierno porque los políticos andan en luchas personales. para
humillarse mutuamente. Por eso se añora escuchar a Rajoy, Sanchez, a Iglesias y sus barones ante los medios de difusión suplicando a catalanes
y vascos que se enamoren de España y
cesen sus deseos separatistas. Está en riesgo la supervivencia del estado español, pues una
reducción del PIB del 28% supondría tal hecatombe, que recordaría a Calvo Sotelo
exclamando: “Prefiero una España roja que una España rota” . Rajoy, como gran estadista está aterrorizado,
se niega a dialogar y menos negociar la
reducción de las aportaciones de catalanes y vascos de más de 300.000
millones. Nuestros políticos desde
siempre han huido mostrando la falta de vigor
intelectual y su incapacidad previsora dejando pudrirse el problema hasta el actual bloqueo sin salida previsible..
Es un contencioso que se deberá afrontar
en condiciones de igualdad y sin imposiciones ni amenazas, pues la experiencia
histórica debería servir para que en España se reconozca que todas las experiencias
de fuerza para evitar reconocer los derechos de los pueblos siempre han
terminado con dolor y creciendo la voluntad independentista de las
nacionalidades con conciencia de su identidad diferenciada. Habrá alguien con
personalidad y coraje para negociar una solución aceptable?
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