UNA SOLUCION AL ESCANDALO DEL PRECIO DE LA LUZ.
Hasta en primero de económicas lo saben: Para solucionar el problema del alza descarado del precio de la luz y quitar la careta a las eléctricas y al gobierno que les da cobertura, se debería modificar el algoritmo base para elaborar las tarifas, ponderando el coste de cada fuente de energía que componen el pool según su origen y proporción real. El sistema denominado eufemísticamente “marginalista”, es simplemente un ardid auspiciado por el gobierno, que solo se le ocurre al que “asó la manteca”, según ironiza un conocido experto crítico. Las eléctricas tendrán que revisar la perversión de su sistema que, curiosamente les genera, además de los beneficios normales, otros oníricos cuyo origen lo expresa su castiza denominación: ”beneficios caídos del cielo”. En inglés “windfall profits”, para darles empaque y seriedad desterrando cualquier sospecha de dar cobertura al muñeco intencionadamente.. El ejemplo para explicarlo a los legos sería como si en la carnicería se cobraran todas las partes del animal al precio de la más cara que es el solomillo. La solución de los de económicas es que cada fuente de energía participara según su precio y cantidad en el pool como sería natural. La patronal puso el grito en el cielo y la ministra de energía lo consideró imposible, pues era una norma implantada por Bruselas, que el gobierno no tenía autonomía para introducir variaciones de tal naturaleza en el sistema. Hubo algunos intentos torpes de burlar a la ciudadanía con promesas de que los precios del Kw/h. de diciembre de 2021 serían inferiores a los previos a la pandemia del Covid 19, pero fueron muy ingenuos al cambiar la semántica del precio que el gobierno prometió lo que sabía que no podía mantener. La huelga de transportes convocada por los precios del gas oil y de la electricidad ya ha hecho que no dependan de Bruselas, sino que el gobierno va a excluir del pool de la energía el del gas que es el factor de distorsión. Lo que demuestra que no era tan difícil hallar una solución cuando se negocia con los camiones en los arcenes, pero después de hacer el ridículo.
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