lunes, 25 de marzo de 2019

LA GLOBALIZACION ES LA MADRE DE LA CRISIS


 LA GLOBALIZACIÓN ES LA MADRE DE LA CRISIS
La liberalización del comercio mundial a partir de la Segunda Guerra Mundial ha sido el motor del importante crecimiento de la economía mundial. Se basó en  las teorías keynesianas del desarrollo que   generan  los conflictos bélicos, especialmente los de dimensiones universales. Tiene muchos aspectos, pero el  crítico  es la suspensión de las barreras aduaneras que han dinamizado los intercambios. Objetivamente eliminar barreras es una práctica sana,  pero si en términos macroeconómicos potencia los intercambios, se ha convertido en el elemento destructor de las economías en fase de desarrollo que no pudieron cilminarlo por ser incapaces de defenderse de los flujos de comercio internacional provenientes de las zonas desarrolladas que se limitaron a aprovechar las suspensiones arancelarias. Fue un espejismo que cautivó a los economistas keynesianos, aunque provocaron el caos, pues hundieron las economías de los  en vías de desarrollo. Por otra parte el liberalismo que proclamaban los países desarrollados tenía trampa, pues los exportadores de los países desarrollados disfrutaron de  políticas de  subvenciones que impidieron responder con eficacia a los que luchaban por subsistir. Y todo el montaje  apoyado por una política feroz liberalizadora de los bancos que disponían de inmensas masas de liquidez sin saber dónde invertirlas. La fase expansiva de la UE benefició a los países miembros, pero al cambiar inexorablemente de ciclo,  pues no era posible crecer indefinidamente  al ritmo que lo hacían, vino la crisis a la que se aplicaron cataplasmas y  remiendos: se inyectó todo el dinero que necesitaran los bancos a coste cero,  ocultando el problema, pero no lo solucionó, pues de nuevo aparece la crisis: ni  los gobiernos ni el BCE han cambiado de paradigma recurriendo a la construcción  sin control, que a los bancos les genera altas e inmediatas rentabilidades. El problema se agrava al coincidir con una ola de fanatismo de extrema derecha que  invade el mundo y los gobiernos repiten esquemas  sobre  ideologías fracasadas que potenció la Alemania nazi, la Italia fascista y el  Japón imperialista. A ello  se une  Trump con su visión cortoplacista, de la  que ya se evidencian  los  resultados. Además en la partida han aparecido nuevos jugadores: China e India. La crisis se cebará en la UE porque ya carece de capacidad de  reacción ante el previsible  caos que va a generar  el Brexit.


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