EL CUENTO DE LA LUCHA CONTRA EL FRAUDE FISCAL
La pasión sobrevenida en
elecciones por los políticos por la lucha contra el fraude está tomando
dimensiones cómicas: hacen castillos en
el aire en sus programas prometiendo incrementar las partidas de gastos
sociales sin subir los impuestos ni
rebajar los sueldos de los políticos o altos funcionarios. Han descubierto que
es un clamor popular el tremendo fraude fiscal y la corrupción de los poderosos
y han encontrado el talismán que la población aceptará sin ninguna duda:
incrementar el gasto social combatiendo
al defraudador que elude el pago de los impuestos.. Los ingenuos son legión y
muchos lo creerán. Pero lograrlo no es tan fácil, puesto que incluso en los
estados más avanzados se parte de la premisa de que un nivel razonable de
fraude es inevitable e incluso contribuye al crecimiento de la economía. La solución mágica
es perseguir el fraude fiscal que es más importante en las clases poderosas que
tributarían más y se podrían cumplir
todas las promesas que hacen los candidatos cuando se vienen arriba. Otra cosa,
sin embargo, es implantar el sistema eficaz para detectarlos y paguen lo que
les corresponde. Porque incluso las administraciones públicas han elevado a
norma legal el fraude: las SICAV son
estratagemas legales para que los patrimonios importantes paguen sólo el 1%,
mientras que los ciudadanos del común pagan entre el 15 y el 48% de sus rentas.
Además, los bancos, las multinacionales y defraudadores cuentan con la
posibilidad de trasladar sus sedes sociales y sus fortunas a otros países con
fiscalidad más ventajosa y dejar de pagar aquí sus limosnas.. Y en último
extremo cuentan con que hacienda decreta
periódicamente amnistías para “estimular” con ven tajas el regreso de sus patrimonios
legalizados con todas las bendiciones. Y
siempre con la permanente amenaza de cambiar el domicilio fiscal si algún
gobierno progresista pretende hacerles cumplir las leyes fiscales votadas en su Parlamento. Con la garantía de
que si tienen que comparecer ante los tribunales
por algún delito, siempre tienen la
expectativa de que su causa se eternice gracias a la complicidad de jueces y fiscales sumisos, y en último
extremo, que el Montoro de turno decrete una amnistía fiscal que aprobará el partido en el poder. De manera que
el fraude es el motor del bienestar social que disfrutan los que no poseen
alguna Offshore en paraísos fiscales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario